Boquiabierto por completo me he quedado tras el visionado de esta película, Goodnight Mommy (2014), de Severin Fiala y Veronika Franz, un desconcertante y abrumador thriller psicológico, de lo mejor con diferencia que he visto en los últimos tiempos.
Está claro que un filme de este calibre y características sólo lo podía haber realizado un director austriaco, Haneke, por ejemplo, al que tanto recuerda, o Thomas Bernhard sobre el papel, esa visión del mundo aséptica y dura como el cemento armado, nihilista y enfermiza, descorazonadora y tremenda, esa forma documentalista y sobria de rodar, esos infiernos insondables del alma y una puesta en escena que, por lo verosímil y rotundo, pone los pelos de punta.
No leáis nada al respecto, críticas ni opiniones, sólo dejaos llevar por la cadencia y el clímax de este cuento perverso, su inteligente ferocidad y la forma que tiene de atravesar el corazón y la piel, y estoy seguro de que, como yo, nunca lo olvidaréis.
9 sobre 10.
Vicente Muñoz Álvarez
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