lunes, 28 de marzo de 2022

LAS SETAS: Fragmentos (6)



UNA ciudad cualquiera a mediodía. Un descampado. En el interior de un coche abandonado, un niño y una niña. Él tiene ocho años. Ella nueve. Él se llama Alfredo. Ella Isabel. Estudian juntos. Son amigos. Viven cerca y cogen en la misma parada el autobús. Están en el recreo. Él ha ido a buscarla. Ella ha sonreído. Han bajado al patio. Han salido del colegio. Han dado un paseo. Han descubierto un coche abandonado. Él ha entrado primero. Se ha sentado al volante. Le ha dicho a ella que suba. Han cerrado las puertas. Él simula que conduce. Ella le mira. El cielo empieza a estar nublado...

Vicente Muñoz Álvarez,
de Las setas y otros relatos de la Era Pulp
(Versátiles, 2021)



jueves, 24 de marzo de 2022

QUÉ HUELLAS



En plenos días de ruta ya, con el mundo de nuevo al revés (por los políticos siempre, no por nosotros, los administrados, siempre por los que nos administran) y pensando esta mañana mientras iba a visitar a un cliente en los 25 años que llevo vendiendo zapatos y zapatillas, cientos de miles, millones de pares tal vez, a quién, qué caras, caminos, corazones, encrucijadas, qué huellas... Además de poemas, zapatos y zapatillas, me digo, los dos ejes sobre los que gira mi vida, el calzado y la poesía, quién sabe qué espera en la siguiente estación...

Vicente Muñoz Álvarez

miércoles, 23 de marzo de 2022

PLAN SINIESTRO


Plan siniestro
(Seance on a Wet Afternoon, 1964), de Brian Forbes, es un descenso perturbador a los infiernos del alma y al origen de la locura y el miedo.

Poco conocida en nuestro país, esta obra maestra del cine inglés descoloca por dentro y es una de esas películas que, pese al paso del tiempo, os lo aseguro, nunca se olvidan.

Richard Attenborough y Kim Stanley, gigantescos los dos, monopolizan obsesivamente la cámara mientras desglosan su maquiavélico plan, generando un clima de desasosiego y tragedia que crispa los nervios.

La impresionante fotografía, su retorcido guion, los desesperantes silencios y un final epatante y descorazonador, harán las delicias de los cinéfilos más exigentes.

Un tenebroso cuento de maltrato psicológico, dependencias y traumas, que acongoja y se queda grabado en la memoria a fuego.

Vicente Muñoz Álvarez,
de Películas para llevarse al Infierno
(LcLibros, 2018)




lunes, 21 de marzo de 2022

PARNASO EN LLAMAS



En el Día Mundial de la Poesía, 
mientras suenan las bombas al lado, tras dos años de pandemia, en plena sinrazón e inflación y pese a las conjuras de los necios, encontrar Parnaso en llamas, un poemario de 2006, en el escaparate de la Librería Valderas: un milagro en la Tierra...

Vicente Muñoz Álvarez

BLACKBIRD


En Ítaca nº 6

sábado, 19 de marzo de 2022

CREDO



todos tenemos la culpa
de lo que nos pasa
en la Tierra

vosotros de lo que
nos pasa a nosotros
y los otros de lo que
te pasa a ti

salvo los políticos
y los dioses

da igual la bandera
y el credo

por supuesto

ellos no

Vicente Muñoz Álvarez

jueves, 17 de marzo de 2022

DEL BARRO



qué tremendamente
salvaje y cruel

nuestra Historia

llena
de monstruos
y dioses

sangre y arena

nosotros

el pueblo

siempre
en el barro

Vicente Muñoz Álvarez

miércoles, 16 de marzo de 2022

PLANETA DE SANGRE

 

Primeras visitas de la ruta estos días, con la furgoneta llena de maletas de muestras de calzado una vez más, bajo este cielo de sangre y alta presión, por si ya era poco, a mayores del covid, ahora la inflación y la guerra... Las bombas cayendo al lado, los conjuros y las disidencias, y qué triste, la verdad, al margen de quién tenga razón, este mundo absurdo y cruel que hemos creado... Ruta número 52 ya en la Tierra y la misma opresión en el pecho... Todo por la causa: Vivir...

Vicente Muñoz Álvarez

Foto por Marlus Leon

lunes, 14 de marzo de 2022

LAS SETAS: Fragmentos (5)



SE me han terminado los somníferos. Por eso estoy aquí: sala de espera del ambulatorio, en la Seguridad Social.

No puedo ya dormir sin ellos. Lo intento a menudo, pero no lo consigo. Duermo a lo sumo tres o cuatro horas y me encuentro al día siguiente deprimido y roto. He intentado hacer caso del médico, dormir sin pastillas, tomar tisanas, tila, valeriana, pasiflora, pero lo único que he conseguido es sentirme, por falta de sueño, cada día más agotado. Así que necesito esas pastillas. Que me crean adicción, ya lo sé, pero sin las cuales seguramente terminaré derrumbándome.

La sala de espera está llena. Unos que entran, otros que salen y otros que, intermitentemente, van llegando. Hay seis pacientes delante de mí, que a una media de diez minutos, hacen aproximadamente una hora de espera. Una hora entera aquí esperando...

Vicente Muñoz Álvarez,
de Las setas y otros relatos de la Era Pulp
(Versátiles, 2021)



viernes, 11 de marzo de 2022

DRUGSTORE COWBOY



Gus Van Sant dirigió en 1989 Drugstore Cowboy, un descenso al submundo de las drogas y la mala vida, con una cautivadora estética setentera, una banda sonora memorable, un Matt Dillon en estado de gracia y, lo más importante (al menos para mí), un octogenario William Burroughs (autor de El almuerzo desnudo y padre de la Beat Generation) como maestro oficial de ceremonias, gourmet de los psicotrópicos y testigo clarividente de un siglo, el XX, de lo más turbulento y oscuro. 

La película, sencilla en su planteamiento, muestra la vida cotidiana de cuatro atracadores de farmacias, su dependencia de los estupefacientes, sus problemas con la policía y su diferente manera de afrontar el destino. 

Después de muchos viajes traumáticos, Dillon decide buscarse a sí mismo y limpiarse por dentro, deja la banda y las drogas, le abandona por ello su compañera (la deslumbrante Kelly Linch) y las cosas toman a partir de entonces un rumbo trágico. 

Hay quien afirma que Drugstore Cowboy ha envejecido mal, que no refleja el mundo real de los yonquis, que es demasiado blanda y esteticista, etcétera. A mí me sigue pareciendo una gran película, icono de una época que recuerdo con nostalgia, y una visión muy acertada de la Norteamérica subterránea. 

De lo mejor, en cualquier caso (junto a Mi Idaho privado y Todo por un sueño), de Gus Van Sant, y un impagable regalo para los incondicionales de Will Burroughs.

Vicente Muñoz Álvarez,
de Películas para llevarse al Infierno
(LcLibros, 2018)



jueves, 10 de marzo de 2022

DEL OTRO LADO DEL BOSQUE



toda esa gente

del otro lado
del bosque

que pasó
por tu vida

ardiendo
iluminando
quemando

como cometas
errantes

y sus cenizas

polvo de estrellas

Vicente Muñoz Álvarez

miércoles, 9 de marzo de 2022

NUNCA PASA NADA



Aunque mucho menos recordada que Calle Mayor y Muerte de un ciclista, consideradas las dos mejores películas de Juan Antonio Bardem, Nunca pasa nada (1963) es sin lugar a dudas otra obra maestra, quizás menos impactante y efectista que las anteriores, pero más poética y existencial, asfixiante y paradigmática de la hipócrita sociedad española de aquel tiempo, sobre todo en las pequeñas ciudades y pueblos.

A uno de ellos llega, durante un viaje en autobús con su compañía, una atractiva vedette francesa (maravillosa Corinne Marchand), que por un ataque de apendicitis tiene que ser intervenida y quedarse a convalecer allí unos días.

El médico que la opera (Antonio Casas) se enamora de ella, ella del profesor de francés (Jean-Pierre Cassel, que a su vez está enamorado de la mujer del médico, Julia Gutiérrez Caba), y durante su breve estancia, hasta que la compañía pasa de nuevo a recogerla, se desata todo un torbellino de pasiones y concupiscencia en el pueblo.

Un argumento muy habitual, por desgracia, en el cine español de aquella época, que reflejaba el brutal contraste entre nuestra cultura y la del resto del Europa, pero que en manos de Bardem, tocado por el talento y la gracia, se convierte en un profundo estudio psicológico de los diversos estereotipos humanos.

Como en Calle Mayor, se le encoge a uno el corazón en el pecho al ver hoy, después de tantos años, la vida que llevaron nuestros padres y abuelos, lo claustrofóbico de aquella sociedad mojigata y profunda, sórdida y mezquina, y oscura (como diría Malcolm Lowry) como la tumba donde yace mi amigo...

Qué España tan tremenda aquella, a un tiro de piedra aún de la nuestra, y qué grandes los que se atrevieron a contarla tal cual era.

Vicente Muñoz Álvarez

lunes, 7 de marzo de 2022

COMO GOTAS DE ÁMBAR (en la inmensidad que es la vida)



SIEMPRE he pensado que un libro conecta (o no) con un determinado lector cuando este se identifica y reconoce de algún modo en él, que lo que en el fondo buscamos (aunque sea subconscientemente) como lectores es ver nuestra odisea reflejada en los libros, nuestros deseos, temores, dudas y sentimientos, o lo que es lo mismo: nuestra forma de estar y sentir en la Tierra. Y he pensado siempre también (y cada vez lo pienso más) que la buena literatura autobiográfica es aquella que hablando de la propia experiencia, trasciende lo meramente anecdótico y refleja la de la colectividad: de lo particular a lo universal, y viceversa.

Tengo siempre presentes a la hora de escribir estas premisas (consiga llevarlas a buen puerto o no, cosa que, aunque lo parezca, no es nada sencilla) y agradezco igualmente como lector que otros poetas las tengan en cuenta también: en esa simbiosis de escritor y lector reside, para mí, la magia de la poesía.

Lo demás, la forma, la ética, la estética y el ritmo, ha de venir añadido y personalizar a cada poeta en concreto. Pero si el lector no se reconoce en los poemas de un libro, estaremos, desde mi punto de vista, ante un libro fallido.

Por eso he disfrutado (y sufrido) tanto los dos primeros poemarios de Pedro César A. Verde, Retrovisor (Canalla Ediciones, 2016) y Para que el piano suene alguien tiene que matar al elefante (Canalla Ediciones, 2018), y por eso he aceptado escribir el prólogo de su nuevo libro, Lo humano y lo divino en el ojo de Tarkovski: con pocos poetas de mi generación me identifico tanto, hasta el punto de reconocerme totalmente en muchos poemas, y pocos me llegan tan hondo como él.

Pedro habla en primera persona de su vida, de sus padres, abuelos, mujeres e hijos, de sus trabajos y anhelos, fantasmas y miedos, de su angustia y vacío existencial, y es como si estuviera leyéndonos el pensamiento y traduciendo en versos nuestras emociones. Y en eso, en esa simbiosis de lector y escritor, insisto, reside para mí la magia de la poesía.

Sin olvidar que el resto, la forma, la ética, la estética y el ritmo, en el caso de este y los demás poemarios de Pedro, viene también añadido, y muy bien orquestado además: un puñado de poemas confesionales impecablemente escritos, nostálgicos y evocadores, melancólicos y reflexivos, amargos y estremecedores, que reflejan la sensibilidad de un poeta extraordinario.

Podría, llegados a este punto, hablar de las influencias cinéfilas del libro (además de Tarkovski, por supuesto, siempre presente), de las brillantes metáforas y asociaciones que contiene, de la importancia de lo visual y de los momentos congelados en el tiempo (como gotas de ámbar, pensaba al leerlo, en la inmensidad que es la vida), de la honestidad con que se auto examina y disecciona el poeta, de la crítica social (explícita o encubierta) que contienen estos versos, o de lo desoladores, incisivos y certeros que en ocasiones pueden llegar a resultar... Pero no lo voy hacer, porque esa tarea, opino, corresponde al lector y ha de ser él, en suma, quien diga la última palabra.

Simplemente, pasen y lean:

Vicente Muñoz Álvarez,
prólogo a Lo humano y lo divino en el ojo de Tarkovski
(Rasmia Ediciones, 2022)


viernes, 4 de marzo de 2022

TODO TU MAL LO PAGARÁS EN TUS SUEÑOS



A mí, que solo intento a estas alturas de mi película encontrar, por encima de todo, el sosiego y la calma, el equilibrio y la paz, me pasan a menudo y sin quererlo cosas muy raras... Será por mi cabecita loca, tal vez, por los excesos de antaño o por cómo va el mundo ahora, al revés, pero la verdad, me pasan cosas muy raras... Sin ir más lejos ayer, luchando contra el insomnio y mis fantasmas al amanecer, como todos los días, cuando se despereza aún el mundo, salgo a caminar y meditar por la orilla del río, pero me desvío por un sendero que no conocía (como en El Pueblo Blanco de Machen, pensé, un túnel entre la floresta y la umbría lleno de recodos mágicos y de poder) y de repente, súbitamente, una especie de templo en el corazón del bosque tipo la bruja de Blair, con atrapasueños y plumas colgando de los árboles, cráneos de animales, altares, cabañas de chamanes y una ominosa advertencia: TODO TU MAL LO PAGARÁS EN TUS SUEÑOS... Así sin más, yo solo paseando por la orilla del río al amanecer, a bocajarro y quemarropa, esa advertencia... Pensé en Castaneda y Don Juan y Genaro y todo lo que tras la pandemia nos ha pasado, en rituales y viajes astrales, en la matanza de Texas y en cosas muy raras en general, y salí de allí sin saber muy bien a dónde había llegado, dónde me había metido, qué había presenciado y qué sería de mí después... De momento aún sigo aquí, intentando hilar cabos y escuchando, como quien dice, las bombas al lado... Qué extraño todo...

Vicente Muñoz Álvarez

jueves, 3 de marzo de 2022

LA BATALLA DE LAS HORMIGAS



de todo Walden

maravilloso
al completo

lo que más
me impresionó
en su día

la batalla
de las hormigas

ese ojo de pez
por el que Thoreau describe
una guerra sangrienta
entre hormigas rojas
y negras

cómo se pelean
defienden su territorio
se despedazan
y exterminan
y alienan

como nosotros

seres humanos

la misma simpleza

la misma ferocidad

Vicente Muñoz Álvarez,
de Días ruta
(LcLibros, 2021)



miércoles, 2 de marzo de 2022

MUERTE A CRÉDITO



cambian
los escenarios
los actores
los tiempos

el guion
de nuestra
película no

violencia pura

Vicente Muñoz Álvarez