lo malo son esos días en los que no sabes realmente lo que quieres decir ni expulsar... normalmente es sencillo, relativamente sencillo al menos, gajes del oficio y la práctica, sientes algo que debes decir y expulsar, exorcizar, sacar del fondo de ti, te pones como en trance a escribir y sale fluidamente y es como una terapia, un pequeño milagro, escribes y sale, expulsas y tienes, limpio por dentro y las palabras como esponjas empapadas de tus entrañas por fuera... lo malo y peor son esos otros días, estas noches, cuando hay también algo que expulsar y decir pero no sabes qué, cuál es la causa, el problema, y menos aún las palabras con que sacarlo como siempre de ti... entonces, por el hábito y la costumbre, haces esto a ciegas, te sientas igualmente a escribir, pero escribir no surte el mismo efecto porque no sabes ni lo que quieres decir ni lo que realmente hay que expulsar, el conjuro habitual no funciona, el truco de siempre no sirve, y simplemente escribes pero la ansiedad sigue ahí, salen como siempre las palabras, aquí están, pero la ansiedad sigue ahí... y no es, en absoluto, la misma terapia...
Vicente Muñoz Álvarez
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