Dando por sentado que no estamos ante ninguna obra maestra, The Green Inferno (2013), de Eli Roth, cumple sobradamente su cometido: entretener y aterrar. Lo cual, desde luego, no es decir poco en un film de estas características: docenas de títulos semejantes al año no lo consiguen, quedándose a medio camino de ambos propósitos y defraudando por completo al espectador.
En esta ocasión, el director de Hostel se marca un feroz homenaje al género de caníbales (hoy en día bastante olvidado, pero muy popular en los años 80), con la inefable Holocausto caníbal (y las muchas secuelas que la precedieron), de Ruggero Deodato, como referente directo, introduciendo a un grupo de activistas ecológicos en medio del Amazonas y sometiéndoles a un verdadero calvario de vejaciones y descuartizamientos.
Que no busque aquí nadie, pues, más que lo anteriormente señalado: evasión y terror, sangre y aventuras, vísceras y acción a raudales, porque es exactamente eso lo que The Green Inferno nos ofrece y con lo que se justifica. De hecho, tanto los toques de humor negro (algunos bastante zafios) que salpican aquí y allá la película, como su pretendido mensaje ecologista restan fuerza y tensión al metraje.
Así es que lo dicho: pese a sus carencias y falta de pretensiones, una película entretenida, con una magnífica fotografía y un montón de secuencias que cortan la respiración, que hará, sin duda, las delicias de los amantes del género.
Bon appétit
Vicente Muñoz Álvarez
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