tumbado ayer por la noche en la cama con la luz apagada, en ese duermevela lleno de imágenes atropelladas y evanescentes que precede al sueño profundo, la siguiente visión: mi cabeza (por dentro) como un vasto y proceloso mar bajo el sol anaranjado y místico del atardecer, las olas encrespadas como ideas que, al ritmo de las corrientes, iban y venían, y mi conciencia como una tabla de surf sobre la que las cabalgaba, captando su verdadero significado y esencia... esa visión...
Vicente Muñoz Álvarez
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