por aquel entonces, cuando España aún bostezaba, cuando éramos niños, recién estrenada la democracia, nos conocimos el Bufa y yo, hoy Xen (Rabanal) y entretanto mi amigo, él un curso por debajo del mío y su hermano Jandri uno por encima, ambos alumnos de los P.P. Agustinos... en el mismo colegio de sotanas y sombras, el Bufa y yo, que aún no sospechábamos la conjura que nos uniría años después, Vinalia Trippers, el fanzine que montamos (con Silvia y Cusco y ahora con Rodrigo) en los 90... uno y otro cartera y estuche en mano por los recovecos de aquel lúgubre colegio de curas, apalizados ambos a menudo, elucubrando quimeras y desventuras, para poder hoy, 40 años más tarde, cada uno a nuestra manera (desde la penumbra y la niebla), contároslo... aquellos siniestros pasillos, aquellas deprimentes colas en formación para subir a las aulas, aquel quién era el más tonto o listo o débil o peor o el más fuerte, aquellas interminables jornadas de lluvia, de la mañana a la noche enclaustrados en aquel funesto presidio, horas que se estiraban como chicles, días que abrasaban el corazón, los internos, los fachas, los peras, las peleas, los deberes, los bocadillos, el querer y no poder, el remordimiento, la angustia y el miedo... y por supuesto, los curas: el Pastas, el Pato, el Luismi, el Nerón, el Madréporas, el Burbujas, el Leandro, el Tomás, el Kikitos, el Flecha... ambos soñadores y al margen del mundo, el Bufa y yo, estigmatizados y en lucha por querer ser entre tanto uniforme nosotros mismos... vengo de dar ahora una lectura de poesía en la Uni con él, quién nos lo iba a decir... porque entretanto pasó mucho tiempo, nos distanciaron muy diversos caminos, mujeres, amigos, traumas, malos y buenos tragos, encrucijadas, lecturas, fracasos y desengaños, melopeas, nevó y arreció, nos separamos y reencontramos, escribimos, publicamos, nos prologamos y nos vimos crecer... me acaba de traer en coche ahora a casa, noche oscura de enero en la tierra, mientras afuera diluvia, babilonia naufraga y ambos seguimos, contra viento y marea, describiendo las ruinas...
va por ti
esta vez
hermanito
Vicente Muñoz Álvarez
Gracias, V... pasan los años y sigues ahí, como siempre, arropando, presentando y apoyando a las nuevas voces... labor desinteresada y nunca lo suficientemente reconocida. Ese es el espíritu de Vinalia Trippers, tu espíritu. Y eso te hace grande, muy grande.
ResponderEliminarTu voz poética amalgama a toda una generación. En ella se compilan los puntos clave, pienso que eso debe ser la poesía. Pasan los años y eso es bueno, pues tu palabra sigue en primera línea, dando claves continuas para las nuevas voces.
Te preocupas por la peña. Fuiste mi único punto de luz durante los años oscuros, gracias a tu insistencia todavía no me he callado... y siempre que estoy a punto de mandarlo todo a tomar por el culo, estás ahí, una vez más... como hoy.
Poco a poco estás abriendo nuevos frentes en tu escritura, la memoria que nos une la traes al frente. Es necesario saber quiénes somos, y en dónde fuimos forjados... en este caso: a la contra
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