Una lata de guisantes
con tomate
y todo por hacer
mientras la noche respira
y soy un animal cansado
y estoy vivo.
Conductores insomnes
atraviesan la autovía
mientras la música
de la feria de julio
resuena en mi terraza
con lánguida tristeza
y estoy vivo:
40 años de naufragios
no han sido bastante
para sofocar
la llama de mi corazón.
Un piso de alquiler vacío
y cientos de libros por el cuarto
mientras la noche se agita
y los jóvenes persiguen su visión
en la calurosa feria
de domingo en la tierra.
Las siluetas
de los edificios de hormigón
que iluminan los camiones al pasar
me recuerdan de dónde vengo
y dónde estoy
pero no responden
mis preguntas:
todo es esta noche
extraño absurdo
y el vino corre por mis venas
como el flujo cálido
de una madre herida.
Se pelean los vecinos gritan
pasan los coches vomitan
los borrachos los perros ladran.
¿Dónde el milagro la rosa
el amor el misterio la fe?
Afuera, en el exterior,
en la melancólica feria
de la noche estrellada,
los perros del amo
olfatean el rastro
mientras la yerba
crepita en mis labios
como el fuego
de la esperanza rota.
La cena está servida
la víctima atrapada.
Cierro los ojos
me siento a respirar
y espero.
Vicente Muñoz Álvarez, de Parnaso en llamas (Baile del Sol, 2006).
catártico
ResponderEliminardeja el sabor del alquitrán habitado por fantasmas o por uno otra vez, saliendo del cuarto a beber todo ese vino mientras otro se queda a morir de hojas
perdona la rayada, pero eso me inspiró tú poema
saludos