Si algo saqué en claro de haber estudiado Derecho y nunca olvido, es la finalidad del confinamiento de un delincuente y de la privación de libertad en nuestro sistema penitenciario: la reinserción social del individuo. No el castigo ni la represalia, sino la reinserción, el volver a integrarle en la colectividad. Hacia ese fin (frente a lo que sucede en los sistemas que defienden la pena capital) debe estar orientada su condena.
Sobre esta premisa gira esta magnífica película chilena, El Chacal de Nahueltoro (1969), crudísima y descorazonadora, que a modo de documental narra las andanzas y crímenes de un campesino analfabeto (impresionante Nelson Villagra), paria de la sociedad , su captura y reeducación en la cárcel, y su posterior fusilamiento.
¿Qué sentido tiene - se plantea Miguel Littin, el director -, reeducar a un delincuente, hacerle comprender la gravedad de su delito y la necesidad de arrepentimiento y de cambio, si posteriormente se le va a ajusticiar?
Con un estilo descarnado y sobrio (que recuerda al Buñuel de Los Olvidados o Las Hurdes, tierra sin pan) y una estupenda fotografía en blanco y negro, su película es un rotundo alegato contra la pena de muerte, al tiempo que un cuadro de costumbres de la sociedad chilena de aquel tiempo, que deja un regusto amargo en los labios y se clava como una daga envenenada en el corazón.
Realismo social puro y duro, objetivo y estremecedor, que os hará replantearos muchas cosas.
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El Chacal de Nahueltoro (completa) in You Tube:
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