ir al bosque a buscar setas:
el mejor remedio contra el esplín
& la crisis
cuando ya no puedo más, justo antes de terminar la ruta, al límite ya de mis fuerzas, agotado, estresado, consumido, abúlico y desmotivado, ir al bosque a buscar setas es sin duda la mejor terapia, como un renacer, la mejor forma de olvidar los zapatos y desconectar de babilonia y del mundo a fuerza de concentrarme en el suelo del bosque sin pensar en nada más, en ninguna otra cosa (concienciación, que dirían los budistas y el tantra), hasta lograr llenar la cesta.
boletus pinícolas (en las fotos de Jul), edulis o estivalis en primavera, y lactarius, macrolepiotas, tricholomas, senderuelas, lepistas, pleourotus, coprinus y champiñones en otoño, presentes de pachamama, perlas ocultas en el corazón del bosque, caricias amables para los sentidos.
largos paseos silenciosos bajo los robledales y hayedos, entre castaños y encinas, sobre la hojarasca y el musgo, que se convierten en meditación perfecta y pura, bálsamo para la cabeza y el cuerpo.
tiendas, clientes, impagos, hoteles, maletas, muestrarios, naufragios y angustias se diluyen como por arte de magia en mi mente al caminar por el bosque, predisponiéndome para el sosiego y la ensoñación.
sin apenas sentirlo forzarlo
renace de mis cenizas el fénix
& ocurre de nuevo el milagro
Vicente Muñoz Álvarez
Me encantaba ir a por bolets. Qué pena que la distracción sea sólo pasajera...
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