vueltas y vueltas sin descanso estos días sobre mi nuevo libro, Días de ruta, intentando cuadrarlo y darle sentido, sin saber si empeora o mejora, qué bueno me parece a veces, qué malo otras tantas, si hay que poner o quitar, añadir, reducir, recortar, poda que poda intentando a toda costa mejorar su estructura... y recordando, cómo no, Corrección, de Thomas Bernhard, la tortura del protagonista enfrentado a su ensayo, cómo enloquece puliendo y corrigiendo y finalmente destruyendo su texto a fuerza de volver una y otra vez sobre él... quizás la novela que mejor retrate la maldición de las letras, pienso, un privilegio y un don, sí, pero también un virus letal, minutos, horas, días y meses frente a la pantalla en blanco o el folio vacío, noches agitadas y súbitos despertares con una frase en la cabeza que hay que levantarse sin demora a anotar, cómo termino este poema o capítulo, dónde lo encajo, si dice lo que tiene que decir, si suena como debería sonar, consultando a amigos del gremio y tachando y reciclando y recitando y analizando hasta terminar perdiendo la perspectiva...
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"La maldición de las letras, un privilegio y un don, también un virus letal" Qué bien describes Vicente el estado de ánimo, el sobresalto en la noche, el recitar o leer en solitario una y otra vez, el largo instante en el que tan sólo el vacío habita la estancia mientras la mirada se pierde en busca de la palabra. Gracias!
ResponderEliminargracias a ti, Maica
ResponderEliminarv