pedaleando en la bici por la orilla del río al amanecer, antes de que me aplaste a partir del mediodía el calor, la misma dinámica de siempre: el dominio de los pensamientos... salgo en la bici, me repito cada mañana, para meditar y desconectar de mi cabeza y del mundo, y mis pensamientos, nubes que vienen y van, como una tela de araña lo distorsionan y envuelven todo, no veo en realidad, pienso al pedalear, ni el río ni el bosque, ni desconecto de mi cabeza y el mundo como en el fondo pretendo, porque los pensamientos me asaltan y tiranizan, hila que te hila esto con lo otro y aquello, hasta impedirme disfrutar de lo que realmente estoy oyendo y viendo: el coro improvisado de cientos de pájaros, el rumor del agua del río y las ramas meciéndose al viento, el bosque exuberante y radiante y pleno, el quiebro vertiginoso del milano en el cielo... eso es con lo que en realidad me quiero quedar y encarnar, con todo eso y nada más que con eso, pero mis pensamientos no me permiten hacerlo, que si esto y lo otro y aquello, según pedaleo lo compruebo, si dejo de pensar siento y percibo, si pienso no y me estreso... me doy cuenta de todo eso, cómo me asaltan y dominan los pensamientos, y me digo hasta aquí hemos llegado, sólo ser testigo y estar, céntrate en la meditación y el momento...
Vicente Muñoz Álvarez
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