martes, 3 de marzo de 2015

REGRESIONES: MERRY PRANKSTERS 5: Gabriel Oca Fidalgo.



GABRIEL OCA FIDALGO

(La neurastenia de la nostalgia)


Regresión tras regresión me zambullo en el recuerdo. Leo estas regresiones y me disuelvo, me sumerjo en el pozo de la memoria y la lectura me balancea, me catapulta a esa infancia perdida, la adolescencia pasada, la primera juventud. Es un tiempo que compartimos sin llegar a conocernos, pero compruebo una vez más que nos bañamos en las mismas fuentes, que bebimos de los mismos Maestros, que anduvimos los mismos caminos para tomar diferentes derroteros…. Regresión tras regresión siento el golpe de la tristeza, una melancolía que me aplasta, o esa neurastenia de la nostalgia como yo he dado en llamarla cuando son recuerdos en exceso apasionados, fantasmas de la memoria que se presentan sin ser convocados y que no dejan de gritar. Pero estoy hablando de mí, y aquí toca escribir de la novela de Vicente. Es simplemente que esta es la novela que yo siempre he deseado escribir, plasmar esas imágenes que se grabaron a fuego en la retina, y que ahora el colega ha forjado con ese trazo breve y conciso que siempre ha huido de mí. Y es que es relato de una ciudad, pero por encima de todo es fiel reflejo de una época. Regresión tras regresión vuelvo a los cromos y a las pelis de dos rombos, a las manzanas de caramelo y nuestra infancia en B&N, a las series de la tele y las salas de juego, a los viejos colmados de barrio y nuestros traumáticos colegios. Y pienso que en esta metástasis que se extiende tiene su culpa y su virtud el ácido, el ácido con sus poderes insondables y ocultos. Pero como digo esta es la novela de Vicente… Mi colega Vic, al que conozco desde hace veinte años, o al que conocí con más o menos treinta tacos, de lo que a su vez se deduce que a esos años ya pasas bastante del brillo de la perla, y mucho menos te preocupas de buscar la llave de plata. Pero ambos la buscamos, y me sorprendo aún al comprobar de qué modo tan parejo y simultáneo siendo dos personas tan afines como ajenas. Pasa que este no es un libro que hable solo de nuestra época, de los bebés sietemesinos de la democracia, como acuñó Vicente hace tiempo, o la quinta del naranjito, como apuntaba yo a modo de epitafio en su momento. Quiero decir que es novela de nuestra época y novela de León al mismo tiempo, del León de aquellos años, de los que vivimos el CCAN, de los que conocimos el Húmedo cuando era un vergel kinkillero y no un chiringuito de cotillón y despedida de soltero. El León del Toisón y el Pato Loco, el 44 y el Anarcoma, el Húmedo del Rojo, la Galocha y el Baquero, del Grano y la Tierra y el Cafetín de las mojadas. Pasa que disfruto recordando ese tiempo, pero que sufro al recrearlo si me sumerjo demasiado, cuando me engancha la neurastenia de la nostalgia y arrastra hasta el fondo de ese tiempo pasado que nunca volverá… un chinorri que masca chicle negro para matar el olor del Celtas, o el rumor de las hogueras que llevo tan adentro.

Gabriel Oca Fidalgo, en Regresiones (Ed.Lupercalia, 2015).



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