aliados, según Don Juan Matus (tal cual nos enseñó Castaneda), son plantas de poder que ayudan a desplazar nuestro punto de encaje para convertirnos en hombres de conocimiento, la datura (stramonium) y el humito (hongos psilocybes) para ellos, y las setas (ahora sólo comestibles, el tiempo de las alucinógenas ya pasó) para mí, boletus edulis y pinícolas (mis preferidas) sobre todo... porque si desplazar el punto de encaje consiste, según Don Juan, en modificar nuestra percepción de las cosas para ver la realidad de otro modo y aprender a vivir (sin desaprovechar nuestra energía) como un guerrero, las setas en mi caso, qué duda cabe, son también aliados... además de comerlas, por supuesto, buscarlas año tras año, en primavera y otoño, justo al terminar la ruta, convirtiéndolas en terapia y recurso de fuga, puerta a la ensoñación... con pocas cosas consigo sanarme por dentro tanto como con ellas, nada como perderme en el bosque para exorcizar mis neuras y miedos, dejar atrás el tedio de la ruta, la crisis, las maletas, los clientes, los impagos y las muestras, a fuerza de concentrarme exclusivamente en su búsqueda sin pensar en nada más, en ninguna otra cosa, concienciado plenamente en la acción... sólo comparable, quizás, en su intensidad y capacidad de absorción, al acto de escribir, nada que me abstraiga tanto de lo externo y me solace con mi ser verdadero, nada tan reconfortante como recolectar setas... preferiblemente boletus...
Vicente Muñoz Álvarez
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