el objetivo y el fin de todas estas regresiones, como iréis comprobando o comprobaréis, es recuperar mi y vuestro pasado, porque es parecido, exorcizar mis fantasmas, descerrajar con ganzúa de plata las puertas blindadas de mi corazón (también el vuestro, si no lleváis banderitas rojas y amarillas en la hebilla del reloj), analizar y psicoanalizar lo que ha sido para mí León (sin leonesismos) en las últimas décadas, y ahora y hoy me toca rendirle homenaje a un tipo que se ha dejado en sus tigres y calles y esquinas los huevos y la piel por la mala vida y la literatura, y por qué no decirlo, uno de los escritores secretos e imprescindibles de esta ciudad... que los demás le chupen la polla a cualquiera (todos sabemos sus nombres), pero yo hoy, con mis mejores latidos, le canto a mi tron, porque sí, porque es auténtico y porque así me lo pide mi ética y estética: Gabriel Oca Fidalgo, Gabino o Gabi para los amigos... os llevo de la mano, regresión tras regresión, a una fiesta de Vinalia del otro milenio en la que apareció: en el CCAN, petado el Club de peña (no recuerdo qué grupo sonando, pero siempre sonando), y el Gabi que se nos presenta sudoroso y tembloroso y espídico con un novelón fotocopiado en las manos (al Bufa y a Silvia y mí) pidiéndonos que lo leamos... y luego, al entrarle, su tremenda maña y maestría... mezcla asombrosa de Céline (siempre presente) y Bukowski y Burroughs y El Ángel, híbrido e hijo de Satanás, el Gabi, sorprendiéndonos con su prosa (y poesía, aunque él no lo admita) de no ficción... pasan los años, nos seguimos viendo, yonquis he conocido a muchos, pero que escriban y hayan asimilado así a los maestros a pocos, así lo he de decir, Gabino, con dos cojones que te he visto siempre ahí, por eso, puros principios, tu primer (pedazo de) libro, La carretera muerta, y por eso también, porque te lo has ganado pulso, a punto de salir tu nueva novela, Ansiedad, no diré aún quién la va editar (ya lo dirás tú), y la misma sensación de siempre: con dos cojones Gabino, gran libro, orgulloso de él que estoy, esto sí que es el León antiguo, sin más pleitesías, pronto una bomba de relojería, va por ti esta vez, hermanito, el ritmo continúa...
Vicente Muñoz Álvarez
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