PRÓLOGO A LA PRESENTE EDICIÓN
La versión del libro que el lector tiene ahora en sus manos es fruto de un largo proceso de reescritura que, en lo que a mí respecta, requiere una breve explicación.
Muchos de los relatos que lo integran datan del verano de 1991, momento a partir del cual fueron cobrando cuerpo para una primera edición titulada Monstruos y prodigios, galardonada en el Certamen Letras Jóvenes de Castilla y León y publicada por la Junta, con ilustraciones de Joaquín Herrero Goas, en 1996. Se trató, no obstante, de una versión reducida, ajustada en cuanto a extensión a las bases del Certamen, que dejaba fuera gran parte de los relatos del libro tal y como al principio fue concebido.
Una versión más completa del mismo, con portada de Silvia D. Chica, vio luz a finales de 1996 en la editorial barcelonesa Las palabras del pararrayos bajo el título de El pueblo oscuro. Con una tirada de tan sólo 200 ejemplares, el libro se agotó al poco de haber salido y se convirtió en prácticamente inencontrable.
En cualquier caso, no me satisfizo plenamente en su momento aquella versión, cargada de erratas tipográficas y nunca hasta hoy debidamente revisada.
A partir de entonces, diversos relatos del libro fueron incluidos en antologías y revistas especializadas, quedando eternamente pendiente esa labor de reescritura que casi desde su publicación yo mismo me había propuesto.
Fue en el verano de 2005 cuando decidí finalmente volver a abordarlo. El escritor David Mardaras estaba gestionando un interesante proyecto editorial y me pidió un libro de relatos para una colección (Letra Records) que, por diversos motivos, nunca llegó a ver la luz. Por aquel entonces yo estaba metido de lleno en la escritura de mi novela El merodeador y en algunos de mis últimos poemarios, que no cuadraban en la estética y características del citado proyecto. Decidí, por tanto, saldar la deuda postergada y siempre pendiente con El pueblo oscuro y comencé a reescribirlo desde la primera línea, obteniendo una versión, la presente, muy distinta de la original. Los más de diez años transcurridos desde su gestación, el bagaje de experiencias y lecturas acumulado desde entonces y mi propia evolución personal cristalizaron en el presente libro, que poco tiene que ver, creo, con cualquier versión anterior. Además del propio título, modifiqué en gran parte el estilo y la prosa de la primera edición, en exceso adjetivada, amplié el número de relatos hasta un total de 50, corregí todas las erratas e imprecisiones de la misma y, muy especialmente, modifiqué (en la medida de lo posible) el lenguaje y el tono del texto, ajustándolo a mi sensibilidad presente.
El libro, en cualquier caso, titulado definitivamente Marginales, permaneció durante más de un año en mi cajón de inéditos, al no salir adelante la colección para la que en principio había sido reescrito.
La excusa definitiva para dar a la imprenta la presente edición, maravillosa y turbadoramente animada por Mik Baro, se presentó a través de la convocatoria de un concurso de libros de cuentos ilustrados (que fue declarado desierto) y aunó imagen y texto en esta versión (publicada en papel por Eje Ediciones en el año 2008 y reeditada hoy digitalmente por la Editorial Excodra) que el lector tiene en sus manos.
En ella encontrará ecos de voces para mí muy queridas: Ramos Sucre, Huysmans, Lovecratf y Norberto Luis Romero, a los que está dedicado, y Baudelaire, Rimbaud, Nerval, Poe, Paré, Machen, Blackwood, Dunsany, Yeats, Lautreamont, la Beat Generation... así como (cambiando radicalmente de registro y extremo) del cine independiente y gore, la psicodelia y el rock, el cómic, la prensa underground, la televisión y otras disciplinas tachadas como cultura pop(ular) o basura, que han sido para mi evolución personal igualmente determinantes.
En cualquier caso Marginales, tanto por su estilo como por su proceso de reelaboración continua, puede considerarse una rareza en mi bibliografía. Para empezar, el único libro de ficción pura (o eso quiero creer: no dejo de reconocerme una y otra vez en estas criaturas) que he publicado, siendo el resto de tendencia realista (en sus diversas graduaciones) y autobiográfica. Pero sobre todo, y muy especialmente, por el tono gótico y onírico que le caracteriza, que nunca he vuelto a utilizar del mismo modo. Un tono con el que he pretendido rendir un homenaje a algunos de mis maestros de juventud y a todo el acervo de alta y baja cultura que desde niño he ido devorando y asimilando en mi forma de entender la escritura.
Sólo espero ahora que las siguientes páginas sean de vuestro agrado y os inquiete tanto leerlas como me inquietó a mí escribirlas.
Vicente Muñoz Álvarez, invierno de 2012.
Ebook en Excodra Editorial
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