Marginales, relatos de esta vida y de la otra
Esta obra del escritor Vicente Muñoz Álvarez, que ha ilustrado con belleza y elegancia Mik Baro, tiene muchos matices que comentar. Me detengo en el hecho de que es un libro antiguo en su escritura y publicación, que por los vericuetos de los certámenes literarios y de los compromisos editoriales –unos cumplidos y otros no–, bastantes años después ve de nuevo la luz. En esto nos recuerda a otros literatos y textos que han vivido esta senda. Seguro que a vosotros lectores se os vendrá a la mente un caso concreto, o más de uno. A principios de este año, recordamos esta experiencia con el poeta Antonio Jiménez Paz y su poemario Tratado de ornitología. Como ya comenté en el caso del lírico tinerfeño, estas reediciones con nuevo sello editorial marcan la distancia entre la literatura digna de ser tenida por clásica, fuente de la que beber cualquier persona que quiera gozar y sentir el hecho de la lectura, y en ella tener un recurso de enorme riqueza para la vida propia y compartida.
Marginales es hermano de su poemario Animales perdidos. No solo porque el padre es el mismo, Vicente, si no también en detalles como el propio título, o el cuidado que con los años de vocación y dedicación profesional pone sobre su obra y ediciones. Se manifiesta también en matices sutiles como la propia estructura interna del libro, porque el conocimiento vivencial e intelectual de Muñoz Álvarez le ha hecho descubrir su propio estilo y su manera de ir hilvanando con sensibilidad y coherencia sus creaciones literarias bebiendo de los diferentes géneros literarios. Ya os avisaba al reseñar Animales perdidos que era un poemario –evidencia trivial–, pero al mismo tiempo os apuntaba que encerraba la estructura clásica de las obras de teatro en tres actos. Y dada su tendencia a beber de lo que se ha tendido en llamar alta y baja cultura, que las ilustraciones de entonces o de ahora sean una línea de continuidad y de noble intento de vertebrar lo que son expresiones diversas de las bellas artes, cuando como en estos casos aquí criticados se unen talento, sensibilidad y sentido de equipo. Algo esto último fundamental para superar las penurias y penalidades de nuestro tiempo, y que en todo el mundo hemos de aprender a desarrollar. Hecha esta acotación, prosigo.
Marginales se nos presenta en cuatro partes, tituladas “Visionarios y malditos”, “Elementales”, “Místicos y profetas”, “Monstruos y prodigios”, con la particularidad de estar encabezado por un prólogo del propio Vicente Muñoz en el que nos narra la intrahistoria de esta obra y cómo ha ido influyendo con el tiempo a su propia persona. Puedo decir sin temor a equívoco que cuando dentro de un tiempo se haga un estudio de la figura y la obra de Muñoz Álvarez, este libro habrá de ser tenido en cuenta como un hito para entender su trayectoria vital y literaria, y descubrir sus trayectorias, tanto las tomadas como las dejadas a un lado.
El lenguaje de Vicente es cercano pero también exige de la lectura atenta para captar la profundidad de los mensajes que nos lanza en los títulos y textos de cada relato, y a través de las enérgicas ilustraciones de Mik Baro. El léxico de Muñoz Álvarez siendo fácil de entender para cualquier lector también requiere de un diccionario a mano para consultar ciertas palabras, lo cual enriquece.
El juego de colores a cuatro tintas de Baro, con azul, negro, rojo y blanco es capaz de trazarnos líneas rectas, curvas y espirales, todas dotadas de coherencia y vitalidad para completar y enriquecer la escritura. Se produce lo que los buenos duetos flamencos alcanzan cuando el guitarrista y la cantaora se funden en uno conservando la personalidad de cada artista. Incluso Mik y Vicente dan lugar a mensajes encriptados como en un relato e ilustración con la fecha de 1156. ¿Qué esconderá?
Vamos leyendo con gozo y con las necesarias pausas para digerir los mundos propios y colectivos presentados, y delante de nosotros van apareciendo las fatuas pretensiones de la Ciencia, los temores de sus personajes, las denuncias hacia lacras como el mal trato de género, las bestias de las mitologías grecolatinas y gallego leonesas. Apreciamos cómo Vicente Muñoz en su obra va tendiendo puentes entre el mundo rural de su niñez y el mundo urbano de su adultez. Y se detiene a observarlos, a ponerlos a debatir, a intentar encontrar lazos en común cuando es posible, a elegir lo valioso de cada uno y desechar lo innecesario.
Las épocas de crisis son tiempos propicios para aquellos que se juegan el pellejo en poner en solfa las creencias erróneas recibidas y hacen emerger las ideas cargadas de razones y verdades, pero también son etapas para mantener la cordura de las creencias acertadas y reales, y desechar las ideas vacías y demagógicas. Son tiempos de peregrinos, con ustedes un escritor y un ilustrador caminantes por este sendero que es la vida y la convivencia.
Podéis encontrar esta obra aquí:
Manuel Carmona, en Rick's Café.
No hay comentarios:
Publicar un comentario