Una de mis películas favoritas de Louis Malle, Atlantic City (1980) es un entrañable (aunque también crudísimo) retrato de los outsiders y perdedores y, por extensión, del fin del sueño americano (en realidad, de todos los sueños).
Híbrida de diferentes estilos y géneros, honesta y profundamente humana, esta película de Malle atrapa al espectador desde el primer minuto del metraje y deslumbra con su aparente sencillez y emotividad, reconciliándonos con la humanidad y el buen cine.
Las interpretaciones de los protagonistas, Susan Sarandon y Burt Lancaster, son antológicas, el guion magnífico, y la dirección de Malle para quitarse el sombrero.
El contraste entre la juventud (Sarandon) y la madurez (Lancaster), los conflictos existenciales de ambas edades, las servidumbres de la vida en pareja, la soledad y el fracaso, los códigos de honor y conducta y los estragos del tiempo, todo ello teñido de una sutil ironía, son algunos de los pilares sobre los que Malle cimenta esta inolvidable película, que a nadie defraudará.
No os la perdáis.
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