nos escribíamos largas cartas a mano, de puño y letra, para contarnos todo lo que nos pasaba y más, cientos de cartas y sellos y sobres, y esperábamos como agua de mayo la llegada del cartero, que nos hablaba del mundo exterior. la mayor parte de los contactos literarios de mis inicios, años 90, fueron así, mediante interminables cartas para hablar de la vida y el mundo y los fanzines y el realismo sucio y social: david gonzález, patxi irurzun, hernán migoya, miguel ángel martín, toño benavides, colaboradores todos de vinalia trippers, y también josé manuel vara, editor de atrocity exhibition, que aún conserva muchas de aquellas misivas manuscritas (como podéis videar en este borraska). no sé si escribirse a mano era mejor o peor, quizás más caro o más lento y coñazo, pero todos lo echamos de menos y lo evocamos con nostalgia
y también: las cabinas de teléfono y las conferencias y las fichas para llamar por teléfono (y aquí me remonto ya a los 70), las películas porno y de terror y de culto y de serie b y los videoclubs, los cómics de makoki y creepy y vampus y el víbora, los diccionarios y las enciclopedias, el ajoblanco, las pesetas y céntimos y billetes de mil duros (un papel morao, que diría manolo kabezabolo), la movida madrileña, gabinete, parálisis, glutamato, polanski, pistones y malasaña, el agapo, la vía láctea, nueva visión, el garaje y el fuzz, los cardíacos, los deicidas, los ramones, sex musem y veredicto final, nuestro grupo, y la batería, las baquetas, los amplis y los conciertos y los locales de ensayo, el barrio húmedo, las peleas entre pandillas, los heavys y mods y rockers y punkis, las lambrettas y vespas, la venatoria y la pícara, el amor a los veinte y el amor más tarde en fuga, el ccan, el benito, el montañés, la cantina, la terapia del camino y los beat, el yoga, los viajes interiores y exteriores, las noches locas, las posturas de cien duros y los ajos y centras y pondiniles, los primeros relatos y poemas, la universidad y la prestación social sustitutoria, la licenciatura y las oposiciones, miller, céline, kerouac, lovecratf, machen, lowry, bukowski, bernhard, el pueblo oscuro y perro de la lluvia y el primer fanzine que ideé, spleen, que nunca llegó a ver la luz, y muy en especial vinalia trippers, aquel punto esencial de encuentro con otros autores, y la sensación de que algo grande y distinto podía pasar...
Vicente Muñoz Álvarez, del blog Borraska Ciberfanzine.
y también: las cabinas de teléfono y las conferencias y las fichas para llamar por teléfono (y aquí me remonto ya a los 70), las películas porno y de terror y de culto y de serie b y los videoclubs, los cómics de makoki y creepy y vampus y el víbora, los diccionarios y las enciclopedias, el ajoblanco, las pesetas y céntimos y billetes de mil duros (un papel morao, que diría manolo kabezabolo), la movida madrileña, gabinete, parálisis, glutamato, polanski, pistones y malasaña, el agapo, la vía láctea, nueva visión, el garaje y el fuzz, los cardíacos, los deicidas, los ramones, sex musem y veredicto final, nuestro grupo, y la batería, las baquetas, los amplis y los conciertos y los locales de ensayo, el barrio húmedo, las peleas entre pandillas, los heavys y mods y rockers y punkis, las lambrettas y vespas, la venatoria y la pícara, el amor a los veinte y el amor más tarde en fuga, el ccan, el benito, el montañés, la cantina, la terapia del camino y los beat, el yoga, los viajes interiores y exteriores, las noches locas, las posturas de cien duros y los ajos y centras y pondiniles, los primeros relatos y poemas, la universidad y la prestación social sustitutoria, la licenciatura y las oposiciones, miller, céline, kerouac, lovecratf, machen, lowry, bukowski, bernhard, el pueblo oscuro y perro de la lluvia y el primer fanzine que ideé, spleen, que nunca llegó a ver la luz, y muy en especial vinalia trippers, aquel punto esencial de encuentro con otros autores, y la sensación de que algo grande y distinto podía pasar...
Vicente Muñoz Álvarez, del blog Borraska Ciberfanzine.
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