Lo hablaba con mi chica en la terraza de mi casa la otra noche, noche ardiente de julio en la Tierra, refiriéndome a la apasionante lectura de La novela de un literato, de Cansinos Assens, en la que estoy inmerso estos días (y los que me quedan), lo que nos hace la literatura a algunos, los que no alcanzamos la cima pero dedicamos toda nuestra vida a escalarla, los que peleamos siempre a la contra, los que nos quedamos siempre a medias, ese don y maldición de las letras, a dónde nos lleva: el extrañamiento, el distanciamiento, la pasión y las lágrimas, el estigma y el ansia, la marginación y las dudas, etcétera... Toda una vida dedicándome a ello, a escalar con tesón esa cima, y como un escarabajo pelotero, despeñándome una y otra vez con mi perla/roca por ella... Ay, los caminos y desvíos y desvaríos de los literatos, a dónde nos llevan, le repetía una y otra vez... Y el Maestro Cansinos, que ya todo lo vivió y contó hace décadas, desde el Reino de los Cielos, me susurró: sigue ascendiendo, poeta...
Vicente Muñoz Álvarez
Foto por Marlus Leon
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