Qué ola de calor tan enervante y tremenda, esta, y de qué manera nos está derritiendo el cerebro, pienso mientras contemplo desde la terraza de mi casa el cielo estrellado, todas esas perlas que brillan en lo alto, tan distantes, almas, corazones, planetas, no sé, pero qué calor tan insufrible estos días, que nos confunde y aliena, que nubla la razón y espesa la sangre en las venas, que todo lo agosta, plantas, bosques, ciudades, animales, que todo lo quema, después de celebrar el cumpleaños de mis padres el domingo, casi dos siglos de experiencias a cuestas, de repente y ahora, la soledad... Así es la vida y la sangre y los ciclos, me digo, no lo pienses, no le des vueltas, no te detengas, no filosofes, no te arrepientas, como aprendiste de los maestros antiguos, vive sin más el momento, haga frío o haga calor, no lo dejes pasar: siéntelo...
Vicente Muñoz Álvarez
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