Viendo ayer por la noche, como una bestia enjaulada, estresado y hastiado en mi celda, un poco de lo que pasó en el Congreso de Nunca Jamás, da igual la bandera y el color, el discurso y la ideología, simplemente analizando objetiva e imparcialmente la situación, las caras y gestos de los diputados, sus mentiras, sus sueldos, su desfachatez y su prepotencia, mientras el mundo alrededor agoniza privado de sus libertades, trabajos y derechos, siento simplemente asco: nunca he sido un animal político, más bien anarquista y perdido, pero ahora en concreto, más que nunca, siento por todos ellos y su guiñol asco... Cierro los ojos, enciendo mi pipa, cojo un buen libro y, como si me echara al monte y encomendara al diablo, comienzo a ensoñar...
Vicente Muñoz Álvarez
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