efectivamente y sí,
estos momentos
un melancólico día de otoño en Portugal,
brumoso, lluvioso y crepuscular,
cuando al anochecer la gente
se refugia ronroneando en sus casas,
después de atravesar durante la vigilia
páramos siniestros y desolados,
en un caserón decadente junto a la chimenea,
leyendo a mis viejos maestros
Vicente Muñoz Álvarez
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