Como vela extendida al sol, Vicente Muñoz Álvarez sobrevive al temporal anclando su lúcida concepción del mundo a ese vaivén de olas coléricas/colíricas que es la verdadera poesía, la que no rinde tributo a nada ni nadie, la que no se doblega, la que retuerce por dentro, la que te mancha de realidad los ojos porque entiende que nunca existirá manera más honesta de mantener limpia la mirada...
Decía Arina Harwicz que escribir es oponerse al mundo. En este sentido los versos de Vicente son la más pura y objetiva resistencia, confrontan las injusticias con firmeza, estrangulan lo políticamente correcto, bajan al barro sin remangarse los pantalones, luchan a herida abierta, otorgan una voz a quienes ya no tienen fuerzas para seguir gritando, ofrecen un atisbo de luz a quienes viven condenados/as a una sombra perpetua.
Si la "poesía es un arma que carga el diablo", querido amigo, yo me mudo sin dudar a tu rebelde, necesario y bello infierno.
Gema Fernández Martínez
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