viernes, 11 de noviembre de 2022

MI VIDA EN LA PENUMBRA: Fragmentos.



Aquellas siete horas de clase al día, cuando salía ya de noche del colegio y todo en la calle a esa hora era tristeza y desolación. Cuando creía que fumar era un delito y cogía mis primeros grandes ciegos con ginebra. Cuando me importaba el espíritu, el ideal, el mundo como una utopía... Y cuando montamos luego el grupo, Veredicto final, y tocaba la batería y escribía las letras de las canciones... Cuando empezó a soplar el viento. Cuando empezó a brillar el sol. Cómo me hice outsider y asustaba por el pelo y por la ropa y era fuerte. Años de Lovecraft y de revelación. O el día mágico en que mis padres me regalaron aquella Vespa roja usada, absurdo cacharro que me hizo creer aún más en mí. Los malos tragos y el olor deprimente a coño en otros dedos se esfumaron. Viviendo rápido y buscando la Perla. Las peleas con otras pandillas. Tiempos duros con símbolos muy propios, caracteres que por su indefinición se hacían definidos, una indiferencia manifiesta por todo y ante todo, una filosofía tan desinhibida de las cosas. Los hijos sietemesinos de la Democracia. Y aquella incipiente libertad...

Vicente Muñoz Álvarez,
de Mi vida en la penumbra
(LcLibros, 2020)



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