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es estar agotado de todo lo que me ha decepcionado en la vida y comenzar lentamente la criba... empezando por mí, claro que sí, lo que pude haber sido y no fui, lo que podría haber hecho y dado y no di, tantas ilusiones y sueños perdidos, y siguiendo por todo aquello que me defraudó, que no asimilé ni entendí, para qué diseccionar el dolor, a ninguna parte me lleva... imagino un fondo de mar con algas meciéndose hipnóticamente al son de las mareas, y de ahí, de ese fondo que es mi cabeza, ascendiendo lentamente, toda mi vida... como burbujas que suben poco a poco a la superficie del mar, mi vida, y las caras y emociones y experiencias que por ella han pasado, y luego, a la luz del sol, lo que baja y definitivamente se queda... lo profundo del mar y ahí, en el sustrato, lo que para siempre se queda... del fondo son algunas visiones, unos pocos corazones y unas cuantas sonrisas... el resto, burbujas que desaparecen en la superficie del mar... en qué mundo extraño vivo, qué peces abisales son estos y a dónde conducen estas mareas, me pregunto... y mi Némesis responde: déjate llevar...
Vicente Muñoz Álvarez,
de Travesía (Chamán Ediciones, 2018)