domingo, 28 de febrero de 2021

ENTREVISTA en DIARIO DE LEÓN



«No hay aventura más fantástica ni vertiginosa que la propia vida»

Diario de León. 28 DE FEBRERO DE 2021. 

Cristina Fanjul

Ha convertido el camino en el protagonista de su creación y por eso sus obras van sedimentando y permiten contemplar escenarios y emociones tan diversos...

Vicente Muñoz es una rara avis en el mundo de la literatura. Su extensa obra abarca la poesía, el ensayo y la novela, pero siempre hay un denominador común: el escritor habla sin artificio y desde la palabra esencial y, como él mismo defiende, sigue implicado en la rebeldía. Parafraseando a uno de sus ídolos, sigue en el camino.

—Vicente, ¿se cansa uno de escribir antes que de vivir?

—En mi caso en concreto, ambas cosas, vivir y escribir, van a la par e indisolublemente unidas, y son, por decirlo de algún modo, las dos caras de la misma moneda. Para mí la escritura es una forma de vida, de ser y estar en la Tierra, de entender el mundo y de expresarme y desarrollarme como individuo en él, así que mientras viva seguiré escribiendo, imagino, esté cansado o no. Como ejercicio auto sanador al menos.

—Tienes una carrera literaria impecable, sobre todo por tu voluntad de escribir, no por la fama. Es decir, en tu caso se puede decir que vives para escribir. ¿Cómo ves desde esa atalaya el mercantilismo literario?

—Desde que comencé a publicar mis primeros libros, hace ya muchos años, tuve claro que por el tipo de literatura que a mí me gusta y practico, sería un escritor de fondo, no de grandes éxitos ni ventas, y no tendría prisa ni estaría sometido a servidumbres de ningún tipo a la hora de escribir. Entre otras cosas, supongo, porque vivo de otro trabajo, como bien sabes, y me he permitido siempre escribir lo que realmente quiero y siento por dentro. Respeto, por supuesto, la literatura comercial, de hecho tiene que existir porque es la que el gran público lector demanda, pero siempre he tenido claro que ese no es mi camino, como no lo ha sido tampoco el de los premios ni las subvenciones. Sin embargo, he tenido siempre el privilegio de tener editores dispuestos a publicarme y apostar por mi obra, muchos ya a lo largo del tiempo, y de poder escribir y publicar siempre lo que realmente he querido. Ese es mi camino y mejor premio.

—Parece que la realidad regresa a los años ochenta, que todo lo que creíamos que quedaba en el pasado regresa. ¿Cómo crees que la estética en la creación va a gestionarlo?

—Yo creo que en España siempre regresaremos a los años ochenta, por lo que tuvieron de especial y representaron, la Transición, la Movida, el rupturismo, la celebración y la fiesta... Dediqué, como sabes, mi novela Regresiones a esos años precisamente por eso, porque fui testigo en primera fila de todo lo que sucedió culturalmente en León, algo único e irrepetible, sobre todo a nivel musical, en esa década prodigiosa, y nadie en esta ciudad lo había contado aún. Comparado con aquello, lo que ha venido luego, desde mi punto de vista, ha sido un sucedáneo, así que no me parece en absoluto extraño que se regrese siempre con nostalgia a aquel tiempo, como referente de todo lo que pasó después.

—¿Qué hay en la literatura fantástica que tanto te atrae?

—Desde niño me apasionó la literatura fantástica y de terror, con Allan Poe como indiscutible precursor y maestro, y todos los discípulos que vinieron después, Lovecraft y demás cultivadores del género. Es curiosa esa pasión mía, si la relacionamos con mi propia obra, porque de mis más de veinte libros publicados hasta el momento, sólo dos, Marginales y Del fondo, el primero de relatos y el segundo de poesía, pueden calificarse de ficción pura, y son, de hecho, sendos homenajes a mis maestros antiguos. El resto son más bien autobiográficos, realistas y confesionales, en sus diversas vertientes, pero en las antípodas, en cualquier caso, de la literatura fantástica como género. Supongo que porque, aunque como lector me guste y necesite a veces la evasión, como escritor prefiero escribir sobre la realidad y el mundo que me rodea.

—¿Cómo has evolucionado tanto a nivel personal como literario desde tus comienzos?

—Sobre la marcha y a medida que he ido viviendo, viendo y aprendiendo. Como se han ido formando también mis propios libros, en función de mis experiencias. Dejando fluir la vida y el tiempo, en suma, y plasmándolo sobre el papel. No hay aventura más fantástica ni vertiginosa que la propia vida, creo. Y sobre ella y lo que durante la travesía me ha ido sucediendo y he visto, he ido escribiendo. Eso sí, enlazando con lo que comentaba antes, decantándome por un estilo y estética cada vez más definida, escueta, crítica, existencialista, autobiográfica y real como la vida misma.

—Todavía hay sitio para lo underground o las cosas son demasiado simples?

—Siempre lo habrá, creo, porque por mucho que nos quieran uniformar, controlar, dirigir, automatizar, lobotomizar, siempre habrá disidencia, alguien, siempre, tomará otro camino y tendencia y se rebelará contra lo establecido. Y de ahí nace lo underground y alternativo, sea del rasgo que sea.

—Dime qué es lo más underground de la política en estos momentos.

—Lo de siempre en política: el anarquismo, entendido como organización voluntaria y esporádica de las personas en aras del bien común. Eso, que debería ser la regla y el canon, es la excepción y la meta.

—¿Dónde tienes más lectores, en León o en Barcelona?

—La verdad es que no tengo ni idea, supongo que aquí, en León, aunque no lo sé con certeza. Unos pocos, pero fieles, aquí y allí, imagino.

— ¿Dónde está Babilonia?

—Fuera de nuestro corazón: en los muros y fronteras que nos quieren a toda costa imponer.

—¿Crees que alguna vez hemos dejado de estar en crisis?

—Imagino que no, que la crisis y la procesión va siempre por dentro, allá donde vamos nosotros. Pero como esta, desde luego, este mundo distópico y teledirigido que estamos viviendo, ninguna hasta ahora.

—¿Hay que tener miedo a los que nos prometen la felicidad?

—No deberíamos, pero dadas las circunstancias y el momento de manipulación y entropía que nos está tocando vivir, yo diría que como mínimo hay que ser prudentes y escépticos al respecto. Ojalá pueda pronto decir otra cosa.

—¿Qué ha cambiado entre el Vicente de ‘Monstruos y prodigios’ y el de ‘Haga lo que haga en la Tierra’?

—A nivel literario, casi todo, me atrevería a decir. Ese libro, el primero, Monstruos y prodigios (un guiño al de Ambroise Paré), que publicó la Junta de Castilla y León en 1996, fue un homenaje a la literatura gótica, decadentista y fantástica de la que antes hablábamos, digamos que la conclusión de muchos años de lecturas y pasión por el género, con la que me inicié como lector. Siempre he estado orgulloso de ese extraño libro, entre otras cosas porque creo que no podría volver aunque quisiera a escribir algo así y lo considero una rareza en mi obra. A partir de ahí, comencé a alimentarme de otros maestros y lecturas, la Beat Generation, que ha sido otra de mis grandes influencias literarias, Henry Miller, Céline, Carver, Bukowski, Lowry, Thomas Bernhard y un larguísimo etcétera de autores, que poco a poco han ido cambiando mi estilo, orientación y meta literaria. Parafraseando a Gsús Bonilla en el epílogo a Haga lo que haga en la Tierra: « Cada vez más escueto, cada vez más certero, cada vez más verídico, cada vez más identitario...». Ambos libros, efectivamente, están temática y estilísticamente en las antípodas.

—¿Qué es lo que más duele en la vida y qué en la literatura?

—En la vida y en la literatura lo mismo: la falta de esencia y espíritu. Dejarse llevar. No vivir ni escribir lo que realmente queremos y ser cómplices del sistema. Contra todo ello, como individuo y escritor, me rebelo.

—¿Sigues en la penumbra? ¿Se puede salir de ella?

—No como cuando escribí ese libro, Mi vida en la penumbra, en un momento de crisis personal y cruces de caminos. Siempre en parte, porque yo creo que veo la realidad, para lo bueno y lo malo así, a través de un filtro o penumbra, pero desde luego no en la que describe ese libro, mucho más negra y oscura. De todo, salvo de la muerte, se puede salir y escapar. Y la luz también está ahí, esperándonos. Nosotros tenemos la llave.

—¿Cuál es el verso que mejor te revela?

—Seguir escribiendo /seguir siendo yo / seguir mi camino //por encima / de todas las cosas // lo único / que me identifica // no puedo ni quiero / cambiar mi destino.



viernes, 26 de febrero de 2021

PERDIDOS EN EL ESPACIO

de lo infinitesimal
y diminuto
de todos nosotros

vidas cuerpos
almas corazones

de lo efímero
y pasajero
de nuestros deseos
y emociones

de lo minúsculos
e insignificantes
que somos

perdidos
en el espacio
y el tiempo

y del miedo al vacío
que todos tenemos

deberíamos hablar

y no lo hacemos


Vicente Muñoz Álvarez

EL CUENTO LEONÉS DEJA OÍR SU VOZ



Dieciséis autores leoneses imprimen su sello en la primera antología del cuento castellano y leonés del siglo XXI

L.N.C. | 26/02/2021

Asegura Luis Artigue que existen diferencias palpables entre la forma de narrar de los cuentistas castellanos y los leoneses, en general, y los que aparecen en ‘Cuentos pendientes’, 43 voces del cuento castellano y leonés del siglo XXI, en particular; esas diferencias podrán descubrirlas tanto los lectores privilegiados que se han hecho con un ejemplar de la primera edición, de cuya aparición dimos cuenta hace unos días y que se agotó en menos de una semana, como los que tendrán que esperar a las que están por venir para hacerlo.

En cualquier caso, más allá de cuestiones temáticas o estilísticas, la primacía del cuento leonés –siguiendo el legado de maestros que ya hicieron carrera en la centuria pasada, como Antonio Pereira, Josefina Aldecoa, José María Merino, Luis Mateo Díez, Andrés Trapiello, Juan Pedro Aparicio o Julio Llamazares– se pone de manifiesto en esta antología, la primera en su género de este siglo, editada por el sello vallisoletano Castilla Ediciones, para conmemorar su cuarenta aniversario, y coordinada y prologada por el escritor y crítico literario de La Nueva Crónica, José Ignacio García, que, a pesar de su nacencia donostiarra y de vivir en tierras vallisoletanas, sigue llevando injertada en sus venas la tinta transferida en la capital del Viejo Reino, que lo vio florecer como escritor.

Catorce escritores leoneses y un zamorano asentado de largo en nuestra tierra, Tomás Sánchez Santiago, abanderados por –como la califica García en su prólogo– la última gran dama de las letras castellanas y leonesas, Elena Santiago –a la que la antología rinde un merecido homenaje póstumo, publicando el relato titulado ‘Ella soñaba’–, lideran de largo la participación de las diferentes provincias de la Comunidad en esta muestra recopilatoria del cuento castellano y leonés actual.

Esa primacía en el reparto de autores demuestra el gran momento que el cuento leonés atraviesa, tanto en voces ya arraigadas como las de Gregorio Fernández Castañón, Avelino Fierro o el propio Sánchez Santiago, hasta la hornada más reciente, la que aporta más frescura a la compilación narrativa, personificada en Emilio Gancedo, Ignacio Abad –residente ahora en Japón– o, la más joven del plantel, Ana Flecha Marco, que reside en Madrid; sin olvidarnos de colaboradores de este periódico como Noemí Sabugal, Marta Muñiz Rueda o Miguel Paz Cabanas, y de otros autores relevantes como el último Premio de la Crítica de Castilla y León, Pablo Andrés Escapa, el difunto cuentista cacabelense Fermín López Costero o Vicente Muñoz Álvarez, Alberto R. Torices, el antes citado Luis Artigue, o Susana Barragués Sainz.

En una obra publicada por un sello de otra provincia, cabe destacar también la aportación leonesa de editoriales y de algunas revistas literarias a esta antología. Así, Eolas publicó en el libro ‘La infancia de los pueblos desaparecidos’ el cuento ‘Teodora’, del burgalés Tomás Val, Lobo Sapiens recogió el cuento de Emilio Gancedo en ‘30 años, 30 autores’, Club Leteo la obra de Fermín López Costero ‘La soledad del farero y otras historias fulgurantes’, The Children´s Book of American Birds el cuento de Nacho Abad, la revista CamparredOnda el de Avelino Fierro e Impresión Punto y Seguido los textos de Tomás Sánchez Santiago o de los Premios Castilla y León de las Letras Elena Santiago y Óscar Esquivias, dentro de su iniciativa cultural ‘Contamos la Navidad’.

Como anécdota curiosa, ‘Cuentos pendientes’ presume de haber publicado cuentos emblemáticos de cada autor; sin embargo, hay cuatro textos hasta ahora inéditos, que ven la luz editorial en esta antología, y tres de ellos están firmados por Gregorio Fernández Castañón, cerebro y pulmón del proyecto cultural CamparredOnda, Luis Artigue, que colabora con un divertido relato surrealista, y Marta Muñiz Rueda, que combina en ‘Madeleine o el fulgor’ sus facetas literaria y musical, añadiendo a su historia como hecho curioso la partitura de una pieza musical de su autoría.

En suma, aun dejando fuera a numerosos exponentes de las letras leonesas actuales, que darían para otro nutricio volumen recopilatorio, es magnífica la aportación local a esta interesante y canónica antología que, como coinciden en apuntar la inmensa mayoría de autores encuestados, llega para permanecer y convertirse en un referente literario de cara a las generaciones venideras, tanto de lectores, como de escritores noveles o de estudiosos de la materia. Como ya ocurriera hace un par de décadas con la antología regional que José Luis Puerto coordinó para Edilesa, en la que León también se llevaba la palma, veinte años después, al menos en ese sentido, y argumentos al margen, seguimos contando el mismo cuento.

Las voces leonesas

- Tomás Sánchez Santiago: «Toda antología es, en el fondo, un síntoma que revela como ningún otro la salud de aquello que trata. Esta es una propuesta que anima sin duda a seguir creyendo en la narrativa del siglo XXI en Castilla y León».

- Vicente Muñoz Álvarez: «Una antología necesaria e imprescindible para el cuento castellano leonés del nuevo milenio, rica en estilos, voces y matices, con una impresionante nómina de autores, una cuidada edición y un significativo prólogo de José Ignacio García. Un honor y un placer, estar entre tantos compañeros que admiro».

- Alberto R. Torices: «Las antologías son siempre discutibles, siempre cuestionables por los límites que las definen, y a Castilla y León yo no le veo la entidad literaria. Sin embargo, me parece hermoso que este libro exista, y me hace feliz verme incluido en él. Es bonito ver que en una delimitación espacio-temporal como esta entramos autores, tonos, temas y estilos dispares, en alegre revoltijo pero sin estridencias y sin confrontación».

- Gregorio Fernández Castañón: «Presiento que este libro va a tener un largo recorrido; que pasará a la historia literaria justo por lo que es y por lo que en él se ofrece: una selección de cuentos de tan alta calidad que van a dejar en un segundo plano a sus autores. El resultado es que Cuentos pendientes permanecerá en el tiempo como el libro que han de consultar los estudiosos para conocer mínimamente cómo eran los cuentos que se hacían y se publicaban en Castilla y en León durante las dos primeras décadas del siglo XXI».

- Miguel Paz Cabanas: «Es difícil que se vuelva a lanzar una edición que reúna a esta pléyade de escritores, a quienes admiro profundamente. En el caso de los autores de origen leonés, se congregan algunas personas a las que tengo, además, por amigos: en ese sentido, la ilusión por participar se ha acrecentado por partida doble. Creo, sinceramente, que podemos hablar de una obra de culto».

- Emilio Gancedo: «Haber participado en Cuentos pendientes ha sido para mí una satisfacción triple: primero porque me obligó a desempolvar el extrañísimo caso del soldado Guy d’Arbeau, relato que escribí y publiqué hace cosa de trece años; segundo por haberme dado la oportunidad única de compartir antología con autores extraordinarios como Noemí Sabugal, Tomás Sánchez Santiago, Alberto R. Torices, Alejandro Cuevas o Pablo Andrés Escapa, y tercero porque el libro es reflejo del gran momento de forma que vive la narrativa breve en esta Comunidad. Y es que el cuento hace gala de algunos de los ingredientes que más nos hacen amar la literatura: intensidad, elogio de la fantasía y libertad casi absoluta».

- Luis Artigue: «Este libro, coordinado con amor verdadero por su antólogo, es un buen muestreo de la nueva literatura leonesa y de la nueva literatura castellana, tan distintas, en su formato narrativo más sofisticado, intenso y dificultoso: el cuento».
- Noemí Sabugal: «Me siento bien acompañada en esta antología, tanto por autores a los que admiro desde hace mucho, como Avelino Fierro y Tomás Sánchez Santiago, como por otros con los que formo generación, como Emilio Gancedo, Susana Barragués, Ignacio Abad y Ana Flecha Marco. Somos voces nuevas y todavía tenemos mucho trabajo por delante. Además, me emociona especialmente la inclusión en la antología de tres cuentos de Fermín López Costero, cuya temprana muerte nos arrebató a un amigo y también a un escritor excelente que estaba en los mejores años de su producción literaria».

- Susana Barragués Sainz: «Esta antología permite contrastar universos personalísimos de escritura y tender puentes entre las diferentes trayectorias del cuento castellano y leonés. Hay una fuerza especial que emana de esta colección de cuentos, que seguro atraerán a los lectores como las virutas de hierro a un imán».

- Pablo Andrés Escapa: «En un panorama editorial tan copioso como el español, quiero pensar que las antologías sirven de faro a los lectores, que podrían naufragar entre tanto título publicado. La vigencia a lo largo del tiempo de una antología será la mejor sanción de la competencia crítica del antólogo y del valor literario de los autores reunidos. Ser uno de los incluidos en Cuentos pendientes afianza mi compromiso con un género que siempre he sentido cercano, primero como lector y después como practicante».

- Marta Muñiz Rueda: «Es un honor formar parte de un libro que es compañía. Me siento muy orgullosa de participar en una antología tan bien elaborada y editada que ha tenido en cuenta reunir los ingredientes perfectos para obtener el mejor de los resultados. Creo que será un libro testigo y un punto de encuentro en el futuro para amantes furtivos de la literatura».

- Avelino Fierro: «Si examino Cuentos pendientes con ojos de lector, este libro me parece un acierto, algo que era necesario y que será un referente. Si lo analizo con ojos de autor, me pregunto qué hace ahí el tal Fierro. Bueno, al menos en este caso, uno lee su cuento y se distrae tratando de reconocer a algunos personajes. Y el final, esa mezcla de palabras, pavesas y copos de nieve en el aire de la noche, recuerdan aquella definición de Rafael Dieste de que el cuento es el remolino que hacen alrededor de una lámpara muchas mariposas».

- Nacho Abad: «Para mí participar en la antología es como estar invitado a una fiesta llena de buenos amigos a la que también ha asistido un buen número de desconocidos que seguro que resulta interesante conocer, una oportunidad para seguir descubriendo autores".


jueves, 25 de febrero de 2021

COMO LA NOCHE & EL DÍA



desde
que el mundo
es mundo
y la vida poesía

como la noche
y el día

dos instintos
básicos

que se
te entienda
o que no

por encima
de todo lo demás

ritmo sentido
cadencia intención

y la finalidad
y consecuencias
que ambas opciones
implican

eterno debate


Vicente Muñoz Álvarez

EL HOTEL DEL TERROR



Si os gustan las películas de satanismo, magia negra y brujería, y muy en especial los relatos de H.P. Lovecraft ambientados en Nueva Inglaterra (La sombra sobre Innsmouth, El ceremonial o El caso de Charles Dexter Ward), disfrutaréis de lo lindo con este filme de John Llewellyn Moxey, The city of the dead (en España El hotel del terror, 1960), que bebe de las mismas fuentes.

Tras un impactante prólogo que recrea la quema de una bruja en el siglo XVII (y que tanto recuerda al comienzo de La máscara del demonio, de Mario Bava, rodada el mismo año), la película nos introduce en un mundo de maleficios y cultos prohibidos, con el telón de fondo de un fantasmagórico pueblo llamado Whitewood.

Con un modesto presupuesto y escasos recursos, y sin apenas mostrar una gota de sangre, The city of the dead seduce por su fantástica ambientación y el clima espectral que recrea, sin duda una de sus bazas fundamentales, y por las fantásticas interpretaciones de Patricia Jessel (la malévola bruja) y el siempre solvente Christopher Lee.

Otra reliquia olvidada que merece la pena desempolvar.

Vicente Muñoz Álvarez,
de Películas que erizan la piel
(Canalla Ediciones, 2019)




jueves, 18 de febrero de 2021

EUREKA


Para bien o para mal, con el paso de las modas, de mis libros y del tiempo, me han ido poniendo diversas etiquetas, social, crítico, de la conciencia, autobiográfico, neorrealista, nihilista, romántico, beat, confesional, autorreferencial... Pero la de Luis Sánchez Martín, reseñando Haga lo que haga en la Tierra, me ha llegado, más que ninguna otra, al alma:

Una sombra solitaria que, como un espectro de Poe, recorre el camino de Kerouac, llegando al retiro de Rimbaud desde el mísero apartamento de Bukowski.

Gracias, compay: me identifico.

Vicente Muñoz Álvarez


miércoles, 17 de febrero de 2021

EL DIABLO Y ROBERT JOHNSON



dos tipos
muy diferentes
de opciones
y estilos

en la vida
en el camino
en la poesía

la ficción
el artificio
y la huida

o la realidad
la introspección
y la crítica

tú decides
las notas

y la música
que vas a tocar


Vicente Muñoz Álvarez

ALIEN NACIÓN



todas esas cosas

que nos enervan
que nos enferman
que nos distancian
que nos enfrentan
que no nos dicen
que no entendemos
que nos alienan
que nos prohíben
de las que nos culpan
por las que nos multan
contra las que nos vacunan
con las que nos controlan
que nos degradan

existen

o nos están engañando

piénsalo


Vicente Muñoz Álvarez

lunes, 15 de febrero de 2021

HASTA EL MISMO TUÉTANO: Sobre 'Haga lo que haga en la Tierra' de Vicente Muñoz Álvarez.



«El viajero se detiene a descansar, ha sido una larga y fructífera travesía. Repasa sus pertenencias y, a pesar de que desde hace bastante tiempo sólo necesita lo esencial, la maleta pesa como si llevara lingotes de oro». (Del prólogo de Julia Navas).

Vicente está en posesión de tres verdades irrefutables: el tiempo se acaba, lo que queda atrás no se recupera y lo que queda por delante depende en gran medida de nosotros mismos, aunque siempre estaremos a merced de lo impredecible.

darlo todo
y dejarme
en el intento
la piel

para caer
en picado
de nuevo
al vacío

Desnudando el poema hasta los versos imprescindibles para mostrar lo necesario, Vicente Muñoz termina con ‘Haga lo que haga en la Tierra’ la trilogía ‘La llama encendida’, que comenzara con ‘Días de ruta’ y continuara con ‘Travesía’.

Elige para ello exclusivamente el formato poemario (anteriormente había alternado verso, narrativa y prosa poética), como se ha dicho, carente de todo ornamento cargante e innecesario, para que sus versos, siempre bien afilados, penetren en el lector hasta el mismo tuétano.

Acompañaremos al autor por su itinerario vital: su trabajo como comercial de calzado y su pasión por la escritura. Entramos así al círculo vicioso del momento actual: el trabajo, desagradecido pero necesario, imprescindible, y la pasión, el arte, para muchos más importante que lo anterior, pero relegado al tiempo libre y al desprecio, al ninguneo económico, a ser lo primero que abandonar si el barco empieza a hacer aguas. Con pruebas más que suficientes de que el capitalismo se desborda y la economía se desmorona, todavía nos agarramos, o nos obligan a agarrarnos, a ese culto al billete y la anotación en cuenta que permitirán el sustento más básico.

lo que te contaron
no era verdad
lo que soñaste tampoco
de lo que te prometieron
ni hablar

Los sinsabores, que haberlos, haylos, de la escritura también forman parte de esa ruta vital. No es la primera obra en la que Vicente Muñoz se pregunta por las bondades de la pasión o el oficio (que también lo es, y no todo el mundo sabe y puede desempeñar) de la escritura. ¿Es un don o una maldición? No hay respuesta rápida ni fácil para esta cuestión, pero Muñoz tiene claro quiénes son los poetas malditos, pues los ha mirado a los ojos.

los escritores serios
no se comen una puta rosca

en suma

pero son libres
y auténticos

doy fe

Destacan también en el poemario las referencias al amor (que dejó atrás), a la familia y a los ídolos. Estos tres iconos serán su combustible, pues la vida del autor no es sino el viaje inacabable de una sombra solitaria que, como un espectro de Poe, recorre el camino de Kerouac, llegando al retiro de Rimbaud desde el mísero apartamento de Bukowski. Conozco bien la obra de Muñoz Álvarez, y hay pocos autores tan bien armados para estimular la curiosidad del lector para indagar el catálogo de referencias que han quedado entre las páginas. Yo mismo he visto decenas de películas pulp o serie B recomendadas por él.

y un cuervo
más negro
que la noche
responde

NEVERMORE

Y ahora es cuando cierro esta opinión, reseña o como se le quiera llamar recomendando no sólo la lectura de esta obra, sino la revisión de todo el catálogo de su autor, pero igual que recurrí al prólogo para arrancar, dejo que el epílogo nos guíe en esta salida:

«Hallo al poeta preciso, cada vez más escueto, cada vez más certero, cada vez más verídico. Cada vez más identitario, con el sello propio de quien ha hecho de la poesía de este país casa y domicilio, la poesía vital, el lugar para mi regocijo y pernocta». (Del epílogo de Gsús Bonilla).

Luis Sánchez Martín,
elDiario.es



viernes, 12 de febrero de 2021

EN TU PARNASO MANDAS TÚ



cuando al fin decidas
que en tu parnaso
mandas tú

que no te gusta
cómo ni lo que
te han enseñado

que la paja
y las bengalas
no son para ti

que los gurús
y occidente al fin
se han derrumbado

quémalo todo

de nuevo

inténtalo


Vicente Muñoz Álvarez

jueves, 11 de febrero de 2021

EL LENGUAJE DE LOS CUERVOS



Durante mucho tiempo en mi vida, años, lustros o décadas quizás, me hicieron creer, sobre todo en mi ciudad, hoguera de las vanidades y cuna de santones y místicos, que la poesía era una realidad aparte, un sincretismo, un simbolismo, un hermetismo, un plus respecto al resto, en suma, un lenguaje especial. Treinta años después de haber comenzado el viaje y visto y leído casi todo, con humildad y sinceridad os digo: no hay un lenguaje, plus, hermetismo, simbolismo, sincretismo ni realidad aparte ni especial: escribid lo que os salga de las tripas y el corazón, tenga la forma y el color que tenga: será vuestra perla y tesoro, sin réplica ni bandera, único e intransferible
, y no se parecerá al de los demás: solo vosotros tenéis la llave.


Vicente Muñoz Álvarez

miércoles, 10 de febrero de 2021

MORE


De cómo las utopías y nuestros mejores latidos se van al mínimo desliz o error al carajo y engendran de la noche a la mañana monstruos, de cómo Pink Floyd, pura regresión, sigue erizándome aún hoy, después de tantos años, como un panoramix la piel, del sueño roto de los hippies y los beatniks e Ibiza, de cómo Babilonia aliena desde que el mundo es mundo a los mejores cerebros de su generación y de cómo me hiela todo ello, por lo que me toca y atañe, la sangre en las venas, nos habla, en clave psicodélica y metafórica, como un mensaje negacionista en una botella rota, More (1969), de Barbet Schoeder, sangre para Drácula, carne para Frankenstein: tremenda, maravillosa y real como la vida perra: que ustedes la sufran o disfruten, según qué punto de encaje:


Vicente Muñoz Álvarez


lunes, 8 de febrero de 2021

HAGA LO QUE HAGA EN LA TIERRA según PABLO MALMIERCA



NOSOTROS, PUERTO SEGURO

El mundo avanza y la poesía de Vicente Muñoz Álvarez sigue su propio camino, un recorrido alejado de modas y círculos poéticos, más atento a sus propias referencias que a sus contemporáneos, de los que se convierte en algunos momentos en verdadero crítico.

Para aquellos que desconozcan la escritura de Vicente podríamos decir que se trata de una literatura que él mismo denomina autobiográfica, tal y como nos dice en la “Nota preliminar” a este libro y que de alguna manera sella el pacto autobiográfico con el posible lector: “la dialéctica entre mis dos oficios, el calzado y la escritura, y el modo y la consecuencias de intentar combinarlos, por un lado, y la poética autobiográfica, escueta y esencial que les caracteriza.” (pág. 15). Haga lo que haga en la tierra se inserta en una trilogía más amplia, compuesta además por Días de ruta y Travesía, que como el mismo autor nos dice son: “…una crónica (poética y crítica) de los tiempos que corren y estamos viviendo, de la debacle del capitalismo y el desmoronamiento de la economía de mercado, y al mismo tiempo de la dinámica y sinsabores del oficio de la escritura (don y maldición), (…) el amor (y el desamor) (…) Tres libros, tres visiones, tres miradas. Y un solo corazón latiendo.” (pág. 15)

Hasta aquí el pacto autorial con el lector, sinceridad y desnudez por parte del autor respecto a los posibles lectores. Pero me gustaría ir un paso más allá y etiquetar, palabra que odia Vicente, a Haga lo que haga en la tierra de obra autorreferencial. La autorreferencialidad supone un paso más allá de la autobiografía y supone introducir al propio autor como elemento de la poética del libro. La forma más habitual de hacerlo es incluir el nombre del autor en alguno de los poemas, cosa que Vicente declina hacer, en su caso opta por la otra de las técnicas propias de este subgénero literario, la referencia a hechos autobiográficos. Esta identificación de la voz poética-personaje con el autor real se hace patente en poemas como “Ella y el pienso”, donde el poeta rememora la pérdida de un ser muy querido que le dejó no hace mucho: “su manta su collar / su champú su cepillo / su bebedero su comedero / su correa su cartilla / / y el pienso / que no terminó // siguen a mi lado // Ella y el pienso / no lo terminó. “ (pág. 57). A este índice de autorreferencialidad me gustaría unir las palabras que reproduje más arriba de la “Nota preliminar”, donde el propio autor hace explícita su intención autobiográfica, es decir, de convertirse en propio material poetizable. Sin embargo, en nuestro autor este material abarca mucho más que la pura historia vital, incluye sus lecturas, sus referencias, su devoción por el cine, que ya ha plasmado en diversos libros. En Vicente Muñoz Álvarez la autorreferencialidad se dispara a muchos niveles, que trataré de desgranar en esta reseña que en cierto modo es continuación y ampliación de las que ya realicé de otros de sus libros anteriores, Gas y Travesía.

Haga lo que haga en la tierra se divide en cuatro partes, cuyos títulos ya de por sí son significativos a la hora de hacer una lectura pormenorizada del texto, estas partes son: “Mar adentro”, “Vórtice”, “Aguas profundas” y “Llegar a puerto”. Esta forma de nombrar nos hace viajar a otro de los títulos del autor, Canciones de la gran deriva. Vicente es gran admirador de la literatura de terror relacionada con el mar, en español podemos encontrar dos grandes antologías publicadas por Valdemar: Aguas profundas y Mares Tenebrosos. A este primer gran referente me gustaría unir un segundo punto de unión de estas cuatro partes, la idea de la vida como viaje, un viaje que parte, como la vida, de la infancia, donde la realidad es otra de la que te contaron y debe ser reedificada, pero vista con nostalgia, el pasado como parte irrecuperable de la vida. Así Vicente aparece trasmutado en el Homo Viator medieval que viaja tras su destino.

La primera parte, “Mar adentro”, es el punto de partida de este viaje, con referencias a dos autores a los que el viaje caracteriza, Stevenson y Kerouac, parte de la escritura y la infancia como lugares en los que se funda. La escritura en Vicente se basa en su particular forma de ver la realidad “por qué veo yo negro / cuando los otros / ven blanco” (30), outsider irredento de las letras españolas ajeno a modas y grupúsculos poéticos. Por esa razón siempre se ve eligiendo “¿un camino? / ¿y el resto? / ¿dónde queda?”. Esta sensación le lleva a recuperar otro de los tópicos literarios que jalonan este libro, el de la Fortuna como hacedora de destino. Siempre decidir como un salto al vacío (pág. 33), merece la pena seguir adelante si el dolor es cada vez mayor, si esperas más de lo que te pueden ofrecer. Pero al autor siempre le queda el amor como tabla de salvación y la propia esencia frente a los demás: “fingir estar / figurar // frente / a Babilonia // urgencia de ser / yo mismo.” (pág. 40). La vida nos puede llevar a la cosificación, como vemos en “Necrófagos”, donde se utiliza la imagen de la víctima cosificada por el psicópata como imagen del destino del hombre actual.

En este juego de referencias contemporáneas y clásicas, merece especial atención el poema “Calavera no llora” (pág. 47), donde aparece un tema que Vicente ha escamoteado en esa “Nota preliminar” y que subyace a algunos de los textos del libro, la muerte. Este poema recupera a Jorge Manrique parafraseando algunas de sus palabras e incorporándolas a la especial poética decantada hacia la que la poesía de Vicente viaja de una forma cada vez más clara. Dice el poema “contemplando / la vida// viendo / la muerte pasar // cómo nos acecha / y espera // ávida impaciente / calavera// tan callando).

Otras referencias en esta primera parte que merece la pena destacar son las continuas referencias a una de sus grandes pasiones, el cine de género, aparecen así de forma más o menos explícita Sangre para Drácula o Carne para Frankenstein de Paul Morrisey, Le ballon rougue, Crisis? What Crisis, Alta Tensión, Unforgiven y un largo etcétera que puede suponer un juego de lectura para cinéfilos. A este entramado de películas cabe unir otro de referencias literarias, que junto a los relatos inspirados en el mar o las referencias a Jorge Manrique, incluye otras como Huysmans, Nietzsche, Sartre, Rimbaud, Poe, Jenofonte, que por no ser este el espacio dejo al lector su búsqueda en el libro.

Todo ello con una poética de la desnudez que busca dejar atrás todo lo accesorio, versos cortos de ritmo rápido, concisos como un disparo de adrenalina, despojados de todo lo accesorio, con escasas concesiones retóricas a excepción de las antítesis, que casan tan bien con esa postura de don/maldición con la que Vicente ve la literatura y el oficio literario. Este uso de las antítesis (luces / y sombras// besos / y heridas // pasión /y traición // amar / y errar // todo / en el corazón / a la par) contribuye a acelerar aún más el ritmo de estos poemas ya de por sí breves y rápidos.

En resumen, frente a la desnudez del poema Vicente nos deja lo intrincado de las abundantes referencias que explicitan u ocultan sus poemas. “Mar adentro” nos presenta al sujeto poético enfrentado a la sensación de estar perdido en la inmensidad del mar, a la deriva que todo lo puede. El hombre enfrentado a una inmensidad que no controla, que le lleva incluso a sentir la náusea sartreana, y que le hace tener el (deseo de ser / tiburón) (pág. 39).

El deseo de esencialidad del autor le lleva en la segunda parte, “Vórtice”, a trabajar el haiku, forma que ya aparecía en GAS y que aquí se transforma en el lugar donde convergen los temas del libro, podríamos hablar que son el vórtice de la tormenta desatada en “Mar adentro”. Siguiendo esta dialéctica, la tercera parte, “Aguas profundas”, es el lugar al que el sujeto lírico llega tras pasar el vórtice de la tormenta. Continúa su interiorización de la muerte, para dejarnos un nuevo elemento autorreferencial en “Paso del Noroeste” (102), la cincuentena como paso lleno de dificultades en la vida. Se inicia con esta parte donde lo personal, su trabajo como comercial, el amor, su visión del mundo, se convierten en temas contrales. Quiero centrarme en la crítica que se realiza tanto del sistema capitalista como del sistema literario que nos domina.

En “Le grande Boufee” (pág. 121), nueva referencia al cine, nos habla del peor de los poetas (un poeta / (sobre todo social) / corrupto), para en “Confesión” (124) darnos su antítesis (los escritores serios / no se comen una puta rosca // en suma // pero son libres / y auténticos // doy fe), lo que nos lleva al malditismo en “Danza de las calaveras” (143).

“Llegar a puerto”, cuarta y última parte del libro de poemas supone un giro argumental en el texto, frente a lo negativo, al sufrimiento, al contemplar con dolor Babilonia, todo marinero regresa a puerto, cierre de la metáfora del viaje, que convierte Haga lo que haga en la tierra en una bella alegoría vital. Será aquí Ulises (pág. 175) el que encarne la figura del sujeto lírico “vuelvo de nuevo / al hogar”. Todo acaba positivizándose en esta parte (la luz radiante / de invierno / que nos ilumina // ahora // bálsamo/ para el corazón) (pág. 169). Será la meditación la que otorgue la paz buscada frente a la locura del mundo (en los que observas / pero no juzgas / sientes pero no sufres / vives pero no piensas) (pág. 170). Alejarse de todo lo que es negativo (fuera siempre / lo que te hace sufrir) (pág. 171).

Se vuelve aquí central el poema que recupera el poema con que se abre Don de la ebriedad del zamorano Claudio Rodríguez, (la claridad / la ebriedad / la iluminación // vienen siempre / del cielo) (pág. 173), debemos buscarnos fuera del mundo, nueva dicotomía que refleja cómo estar en esta Babilonia. Será el amor el que junto a esta iluminación salve al sujeto lírico de la deriva (todo lo salva / el amor) (pág.177)

En conclusión, Haga lo que haga en la Tierra se nos muestra como un libro desnudo y despojado en lo retórico, pero muy rico en referencias y lecturas. Alegoría del viaje vital al estilo, tan propio, de Vicente Muñoz Álvarez, que como demuestra es una de las voces más originales y alejadas de grupúsculos poéticos que podemos encontrar en la actual literatura española. Desde su posición de outsider sigue defendiendo unos ideales y formas de hacer literatura que quizás le hayan alejado de cánones preestablecidos, pero que a sus lectores nos brinda la oportunidad de una literatura que sabe a verdad.

Pablo A. García Malmierca

Aldealengua, 7/02/2021



viernes, 5 de febrero de 2021

RUMBO AL INFINITO



Desde otras latitudes y orillas, a veces, me preguntan cómo conseguir allí mis libros: no todos, pero estos cinco títulos (los que ha reeditado hasta ahora LcLibros), en ebook o en papel, vía Amazon, se distribuyen en todo el planeta:

MARGINALES



EL TIEMPO DE LOS ASESINOS



PELÍCULAS PARA LLEVARSE AL INFIERNO



PELÍCULAS PARA LA PENUMBRA



MI VIDA EN LA PENUMBRA



Los booktrailers, todos, de Marlus Leon

CUENTOS PENDIENTES: CUARENTA Y TRES VOCES DEL CUENTO CASTELLANO Y LEONÉS DEL SIGLO XXI



El cuento castellano y leonés goza de una salud extraordinaria. En las dos primeras décadas del siglo XXI han sido muy numerosas las voces que han elegido este género como modo de expresión literaria, siguiendo la estela de los grandes maestros que procuraron páginas memorables a la narrativa breve que se escribió en la centuria anterior.

De entre todas esas voces, y para conmemorar el cuarenta aniversario de la fundación de Castilla Ediciones, de la mano de José Ignacio García se han reunido en esta fiesta de las letras cuarenta y tres autores fundamentales, que han sacado del ropero sus mejores galas para que los lectores puedan disfrutar de un prodigioso abanico de cuentos que forman parte ya de la historia de la narrativa española contemporánea, luciendo la denominación de origen de Castilla y de León.

Esta apasionante recopilación servirá para acercar a esos lectores a los autores, a sus vidas y a una muestra de su obra que manifiesta de forma magistral el estilo y la forma de narrar de cada uno.

CUENTOS PENDIENTES, cuarenta y tres voces del cuento castellano y leonés del siglo XXI, surge, por tanto, con la intención de convertirse en un libro de referencia, para hacer justicia y campear en esa tierra de nadie que la narrativa breve castellana y leonesa actual no había ocupado todavía en las antologías del nuevo milenio.

EIena Santiago (homenaje), Ignacio Sanz, José Antonio Abella, Gregorio Fernández Castañón, Avelino Fierro, Braulio Llamero, Luis Marigómez, Tomás Sánchez Santiago, Adolfo García Ortega, Santiago Redondo Vega, Yolanda Izard Anaya, Luis García Jambrina, Gonzalo Calcedo, Tomás Val, Fermín López Costero, Vicente Álvarez, Roberto Lumbreras, Pedro Ojeda Escudero, Miguel Paz Cabanas, Pablo Andrés Escapa, José Ignacio García, Vicente Muñoz Alvarez, Rubén Abella, Charo Alonso, Ángel Vallecillo, Marta Muñiz Rueda, José Angel Barrueco, Fernando Conde, Óscar Esquivias, Mar Sancho, Alberto R. Torices, Alejandro Cuevas, Luis Artigue, Manu Espada, Asier Aparicio Fernández, Rodrigo Martín Noriega, Emilio Gancedo, Daniel Monedero, Susana Barragués Sainz, Mario Crespo, Noemí Sabugal, Nacho Abad y Ana Flecha Marco.


jueves, 4 de febrero de 2021

CUENTOS PENDIENTES: CUARENTA Y TRES VOCES DEL CUENTO CASTELLANO Y LEONÉS DEL SIGLO XXI



Con un homenaje a Elena Santiago, que nunca nos hubiera gustado hacer por el motivo que lo hemos hecho, comienza CUENTOS PENDIENTES, libro inaugural de la colección CUENTENARIO NARRATIVA, con la que CASTILLA EDICIONES celebra su cuarenta aniversario.

Una antología que refleja el gran momento de forma que atraviesa el cuento escrito con marchamo castellano y leonés, y que ha sido posible gracias a la participación de Ignacio Sanz, José Antonio Abella, Gregorio Fernández Castañón, Avelino Fierro, Braulio Llamero, Luis Marigómez, Tomás Sánchez Santiago, Adolfo García Ortega, Santiago Redondo Vega, Yolanda Izard Anaya, Luis García Jambrina, Gonzalo Calcedo, Tomás Val, Fermín López Costero, Vicente Álvarez, Roberto Lumbreras, Pedro Ojeda Escudero, Miguel Paz Cabanas, Pablo Andrés Escapa, José Ignacio García, Vicente Muñoz Alvarez, Rubén Abella, Charo Alonso, Ángel Vallecillo, Marta Muñiz Rueda, José Angel Barrueco, Fernando Conde, Óscar Esquivias, Mar Sancho, Alberto R. Torices, Alejandro Cuevas, Luis Artigue, Manu Espada, Asier Aparicio Fernández, Rodrigo Martín Noriega, Emilio Gancedo, Daniel Monedero, Susana Barragués Sainz, Mario Crespo, Noemí Sabugal, Nacho Abad y Ana Flecha Marco.

José Ignacio García


martes, 2 de febrero de 2021

DESESPERACIÓN



lo que daría yo ahora mismo, en plena decadencia de Occidente y pandemia, 35 años después de haber grabado en Estudios Caskabel este tema, por volver a tocar con Veredicto final, mi banda ochentera, Desesperación, cuando el mundo aún era mundo y nosotros reyes todavía, pura libertad y pasión, no víctimas y cómplices del sistema, tantas aventuras, reencarnaciones y libros desde entonces para sentir, sufrir y expresar casi lo mismo: en 1986 os dejo:

Vicente Muñoz Álvarez


lunes, 1 de febrero de 2021

DEL SENTIMIENTO TRÁGICO DE LA POESÍA



tenerlo
y padecerlo
o no

ver de color
negro lo blanco
difícil lo fácil
y ardiendo la vida
o no

y de cómo afecta
a unos y otros
esa visión

las consecuencias
que mental social
y literariamente tiene

a la larga

esa poética


Vicente Muñoz Álvarez