lunes, 31 de enero de 2022

DESDE EL MAR SIN MAREAS


Y justo en él, en su incansable ir y venir, y en William Hope Hodgson pensaba yo el otro día, sin dormir pero soñando, al pie del faro de Suances, recorriendo sus vertiginosos acantilados y sendas, la Playa de los Locos, los miradores y flores de los suicidas, el horizonte eterno y el mar, mientras mi chica hacía click en su cámara y congelaba en el tiempo mi imagen... Yo es otro, me ha parecido de nuevo al verme, al casi no reconocerme, como cuando me miraba en el espejo de niño, y soy ya mayor... Los vientos y mares cambian, me susurro como un mantra al oído, los faros y el corazón no...

Vicente Muñoz Álvarez

Photo by Marlus Leon

NADA ES VERDAD, TODO ES POSIBLE



Sobre esa premisa, la subjetividad de la realidad y el tiempo, la relatividad y aleatoriedad de todo lo vivido, y la irrealidad de lo percibido y lo soñado, construye José G. Cordonié, a ritmo del mejor blues del Misisipi, esta envolvente novela de autoficción, llena de sortilegios y cruces de caminos, lírica, metafísica y existencial.

“Nada es verdad, todo es posible”, titula el autor uno de los capítulos del libro, bien avanzada ya la trama, y a mí me parece una síntesis perfecta de su intención y contenido, una especie de “Yo estoy vivo y vosotros estáis muertos” (el célebre ensayo de Emmanuel Carrère sobre Philip K. Dick), lanzado en una botella al mar.

Porque si un escritor gravita sobre toda la obra de José G. Cordonié (no solo en esta novela sino también en las estupendas 26 [Veintiséis], El amor es un revólver cargado por el diablo y Vang!), es Philip K. Dick, su deconstrucción de la realidad y dimensiones alternativas, que tan bien describe en Ubik y condensa esa frase en concreto: “Yo estoy vivo y vosotros estáis muertos”.

Conociéndole como le conozco (a él y a su obra e influencias), me juego la cabeza a que tuvo esa novela más que presente al escribir este libro (en el fondo y por encima de todo, como comprobaréis, un canto a la vida y una emotiva historia de amor), después de un ataque al corazón y una larga convalecencia en el hospital.

Una vuelta a la luz desde las tinieblas, una bola extra, una propina, una segunda oportunidad, y la certeza de que nada realmente es real, todo es relativo, ilusorio, subjetivo, engañoso, ficción, manipulación, especulación, un fake, pero al mismo tiempo de estar vivo, en esta u otra realidad o ficción paralela, pero vivo, y decidir escribirlo y contarlo.

Con una prosa rítmica y fluida, sincopada y llena de recovecos y flashbacks, regresiones y divagaciones, salpicada de profundos y bellísimos haikus, y heredera de la mejor novela negra y pulp norteamericana, José G. Cordonié nos lleva de la mano al fin de la noche, esa encrucijada donde convergen todos los caminos y se decide si vender o no el alma al diablo.

Si es que existe el alma y existe el diablo, claro.

Y si es que realmente hay camino:

Hagan sus apuestas.

Vicente Muñoz Álvarez,
prólogo a 78 rpm (Fake), de José G. Cordonié
(Versátiles Editorial, 2021)


lunes, 24 de enero de 2022

VIAJE AL FIN DE MI NOCHE



Estoy revisitando estas noches, como casi todos los años por estas fechas, invierno profundo en mi tierra, las películas de Saura de finales de los 60 y 70, puro arrebato para mis cinco sentidos, y de entre todas sus joyas de aquel tiempo, Cría cuervos, sin duda, se lleva la palma al respecto: no sé qué tiene, infancia, nostalgia, terror, simbolismo y ternura, a mayores, claro, de Jeannette y su Porque te vas, que para mi generación es una puerta: como Proust con su magdalena, vuelvo a la Transición y a aquella España fascinante y terrible por arte y magia del cinematógrafo: un Grande de su época y mi educación sentimental, en Mayúsculas.

Vicente Muñoz Álvarez


LAS SETAS: Fragmentos (2)



DIOS bendito… Aquello era espantoso… La carne triturada, desgarrada, hecha jirones, cercenada aquí y allá, grumos de sangre en todas partes, en el salpicadero, sobre el volante, en los cristales… Un boquete enorme, como una dentellada, caliente aún, borboteante… Como el resto, los tipos anteriores: todos castrados de igual modo. Que ya iban cuatro, con el del Mercedes, chorreando sangre, mutilados… Y el jefe machacándome todos los días... Es que no había pista alguna, indicios, huellas, nada. Solo aquellas mordeduras, dentelladas enormes, bestiales, espantosas… Los demás polis me preguntaban: qué hacemos con el cuerpo, las huellas, la ambulancia, el tanatorio… Les dije que le pusieran una manta encima, que no tocaran nada, que llamaran al forense, que acordonaran la zona, que esperaran. Yo tenía que ir a casa a descansar un poco. Lo necesitaba ya, después de varias noches sin dormir, dando vueltas y vueltas al tema. Aquellas mordeduras, como si les hubiese arrancado el miembro un cocodrilo, de una dentellada, ñam, y se acabó: desencajados, desangrados, muertos de dolor… o de placer... Porque tenían caras de extasiados todos, como de estar gozando lo suyo en el momento clave… Su expresión, los ojos entornados, su sonrisa… Los cuatro igual, además, hombres ricos, de mediana edad, calvetes y barrigudos, en sus coches de lujo desangrados con aquel puré de picadillo entre las piernas... Les robaban los anillos, las medallas, la cartera… Y les dejaban pudriéndose en la noche, muertos.

Vicente Muñoz Álvarez,
de Las setas y otros relatos de la Era Pulp
(Versátiles, 2021)



sábado, 22 de enero de 2022

THE MISFITS



Estremecedora, desencantada y absolutamente beatnik, The Misfits (Vidas rebeldes, 1961), de John Huston, es un homenaje a la disidencia, los outsiders y los inadaptados. 

Tres actores míticos y desnortados en el ocaso de sus vidas, Clark Gable, Marilyn Monroe y Montgomery Clift, encarnan a tres personajes perdidos, desolados y enfermos, buscando a ciegas su destino por los caminos de Reno. 

Evasión (mediante el alcohol, las drogas, el sexo, el movimiento, la carretera), sinrazón, naufragio, deriva... Claves básicas de la literatura beat, que Huston conjuga elegantemente y a la perfección en esta película. 

Las secuencias de la captura de caballos en la llanura son inolvidables y desazonadoras, el guion de Arthur Miller magnífico y las interpretaciones de los secundarios Eli Wallach y Thelma Ritter, sólidas y entrañables. 

Un filme maldito por derecho propio (fue el testamento de Gable, Monroe y Clift, que murieron poco después), decadente y crepuscular, que deja un regusto amargo en la boca y empapa de nihilismo el corazón.

Vicente Muñoz Álvarez,
de Cult Movies 1: Películas para llevarse al Infierno
(LcLibros, 2018)



jueves, 20 de enero de 2022

DEL FONDO: Fragmentos (12)



Contemplamos,
atónitos y horrorizados,
los cambios paulatinos del cuerpo
y la aberración de la nueva carne:

Donde había antes extremidades
hay ahora llagas y heridas,
nuestras caras se han deformado,
nuestros ojos hundido en sus cuencas
y la cabeza aumentando
desproporcionadamente de tamaño.

Sombras grotescas
de lo que en nuestro anterior espacio
fuimos.


Vicente Muñoz Álvarez & Andrés Casciani
DEL FONDO
(Producciones Vinalia Trippers, 2018)

Información y pedidos:

España: vicentevinalia@hotmail.com
Argentina: andrescasciani@gmail.com

Booktrailer:


miércoles, 12 de enero de 2022

lunes, 10 de enero de 2022

LA MALDICIÓN DE LA LLORONA



Me fascinan cada vez más las películas de terror mexicanas de los años 50 y 60, góticas y truculentas, románticas y desquiciadas, y esa atmósfera espectral que las caracteriza, a la altura de las mejores producciones de la Hammer.

Esta que ahora reseño, La madición de la llorona (1963), de Rafael Baledón, por ejemplo, es una estremecedora fábula de brujas y vampiros, reencarnaciones y espectros, tenebrosa como una noche de invierno sin luna.

Inspirado en la leyenda popular de la Llorona (sobre la que se han rodado varias películas), el filme de Baledón reúne muchos de los tópicos del género: criptas y aparecidos, páramos neblinosos, crímenes y maldiciones, casas encantadas y venganzas de ultratumba.

Con una fantástica fotografía en blanco y negro y una sobresaliente puesta en escena, La maldición de la Llorona cumple a la perfección con su cometido: ponernos los pelos de punta (siempre y cuando sepamos valorar sin prejuicios este tipo de cine y salvar las distancias del tiempo) y hacernos pasar un buen rato.

La aparición de la Llorona con los dogos en medio de la niebla (un guiño al Perro de Baskerville, de Terence Fisher) es imponente y marca el tono fantasmagórico del resto de la película.

Serie B de la buena, sin desperdicio de principio a fin.

Vicente Muñoz Álvarez,
de Películas que erizan la piel
(Canalla Ediciones, 2019)




viernes, 7 de enero de 2022

CORAZÓN DEL BOSQUE



De unos meses para acá, demasiado largos ya, pienso, es como si todo se hubiera difuminado, disociado, escindido, los corazones de los corazones, la gente de la gente, el calor y la empatía y el tacto, como diría el bueno de Huysmas, allá lejos... Qué nos ha pasado o han hecho, al margen de quién tenga la culpa, que tanto nos ha distanciado, los poetas de los poetas, el pueblo del pueblo, la administración de los administrados, y dónde la Perla, ahora, en qué Sangri-La, utopía, en qué puerto... No dejo de hacerme preguntas...

Vicente Muñoz Álvarez

Photo by Marlus Leon

lunes, 3 de enero de 2022

SOBRE EL MERODEADOR



El merodeador es un itinerario a los mundos de las psicopatías, neurosis y obsesiones, de las que, en mayor o menor medida, solemos ser víctimas la mayoría de los que hoy habitamos un mundo preñado de ansiedades, propicio a generarlas... La maestría de la que hace gala el autor en el empleo de diversas técnicas literarias, permiten que este libro fantasmal se convierta a los ojos del lector en una pequeña joya literaria que se lee, quizás con desazón, pero de un tirón.

Franciso Martínez Bouzas

En 114 páginas y 18 ‘capítulos’ nos encontramos un universo mágico en el que caben todas y cada una de esas, cómo diría, cuestiones raras que muchas veces nos asolan: manías que una y otra vez vuelven a nosotros, angustias sin sentido y sin explicación, temores a esas voces que creemos oír, todos tenemos algo de hipocondríacos, muchos pensamientos que nos asaltan pero no nos atrevemos a expresar en voz alta… Pues bien, todo esto lo encontramos en El merodeador; escrita con firmeza, con fuerza y con voz alta y diáfana. Vicente Muñoz tiene la habilidad de transmitirnos todo un conjunto de angustias y zozobras que, a medida que vamos leyendo, somos capaces de somatizar.

Paco Marín

El merodeador: literatura funámbula entre la locura y la calma, de continente helado e interior infernal, que se lee de una sentada y permanece con nosotros —igual que los maullidos de esos gatos abandonados— durante mucho tiempo.

Elena Medel

La primera vez que leí El Merodeador de Vicente Muñoz Álvarez algo estalló en mi cabeza. En ese libro estaban reflejados mis miedos, mis neuras, mis dudas, mis desengaños, mis incapacidades… Aunque todas esas experiencias eran de Vicente, tuve la impresión de que estaba hablando de mis propios sentimientos. Y es que Vicente consigue transmutarse en el lector que le está leyendo, creando una simbiosis perfecta entre ambos, un baile pactado en el que los bailarines se acoplan con refinamiento y elegancia. Leer este libro fue una experiencia fabulosa que siempre he guardado con especial cariño.

Pepe Pereza

El merodeador es un libro inquietante, angustioso diría yo, en el que, relato a relato, se va resolviendo un puzle que conforma una obra coral, casi una novela. A medida que avanzan las historias en el libro, aumentan las pulsiones, el desencanto, la melancolía, la locura. El mundo obsesivo de un escritor se muestra con la crudeza natural de la realidad vivida, porque ese mundo obsesivo, es el mundo según la cabeza del propio autor... El poder de su descripción, profusa y lenta, consigue imágenes que el lector no podrá borrar de su cabeza jamás.

Esteban Gutiérrez Gómez

Es quizá su obra con más capas, la que más nos permite proyectarnos como lectores, apoyándonos en el nervio de sus páginas para construir nuestro propio nervio. Entre la autobiografía y la ficción, los relatos de El merodeador son la descripción de la quiebra mental de un escritor, un recorrido peligroso por ese filo de lo imposible que los creadores solitarios deben atravesar para alcanzar la autonomía creativa.

Inma de Arcos

Hoy he empezado El merodeador, a esa hora de comer cuando no se tiene hambre y no se distingue mucho si el sol sube o baja... si la luz entra o huye. Y me atrapó completamente, no lo solté hasta las últimas palabras "resuenan sus pasos dentro, atravesando lentamente el pasillo" y oí ese crujido penetrar desde las montañas y las grietas de ésta vieja casa e instalarse aquí y volver a pasar las páginas de El merodeador en una especie de atemporalidad y lava.

Mareva Mayo

Un libro poderoso, que conmociona, que entrecruza los estados de ánimo del autor y el lector, con toda la naturalidad del sentimiento, real o ficticio, que más da. Tremendamente interesante.

Ramón Guerrero

Alrededor de El merodeador crecen enredaderas que desde nuestros pies ascienden hasta lo más profundo de nuestro cerebro y corremos el riesgo de que se mantengan allí mucho tiempo, tirando de nosotros hacia el suelo primigenio de nuestros más ocultos miedos y fobias.... Un libro muy recomendable de uno de los adalides del underground literario en España. La oportunidad de leer buena literatura alejada de los ya ajados caminos del mainstream, literatura en estado puro, como un golpe directo a la mandíbula.

Pablo Malmierca

El lector de El merodeador, de Vicente Muñoz, se va a ir sumergiendo, sin apenas darse cuenta, en ese desasosiego inmanente que vive el protagonista de este magnífico libro, para convertirse en observador de quien se siente observado.

José G. Cordonié

Vicente Muñoz Álvarez. Literato de los que construye, día a día, desde hace muchos, el vocabulario anímico y sensorial de toda una generación. El merodeador. Una de sus más jugosas obras. La Ilíada del creador actual. La Odisea del escritor contemporáneo, en lucha continua con sus propios fantasmas con la sola intención de alcanzar algún día esa Ítaca en que, sueña, le espera la calma del abrazo amado. Vicente logra, una vez más, tocar con cada palabra la cuerda de las emociones, para arrancarle arpegios de vida.

Pablo Cerezal

Antaño me parecía éste el mejor libro de Vicente Muñoz y, releído hoy y aunque es difícil escoger entre su obra, me sigue pareciendo el mejor, el más personal.

José Ángel Barrueco

Este pequeño libro encierra algunos de los relatos más inteligentes, sensitivos y maduros que ha dado la literatura independiente nacional de la mano de Vicente Muñoz. Acercarse a El merodeador es hacerlo a toda una tradición de la literatura que él conoce tan bien, la de la angustia, el miedo atávico y el dolor de existir. Reivindico como receptor y apasionado lector esta colección introspectiva de relatos fantasmales que es El merodeador.

Julio César Álvarez

Tras leerlo, ese merodeador me recuerda al "infierno son los otros" de Sartre, pues ese "merodeador" no deja de ser " el otro", el que deambula a nuestro alrededor y que en ocasiones se confunde con "el infierno soy yo mismo ". Una lectura recomendada, donde el ser es la Nada y el Todo, la esencia de lo que se es y de lo que permanece en nosotros.

Pedro Gascón

¿Por qué maldito motivo no leo a autores contemporáneos?. Es lo que me recrimino cuando llega a mis manos un libro como éste. En estos tiempos de novelas "al peso" de no menos de 900 páginas, aquí un buen ejemplo de contenido contra continente. Pequeña pero contundente obra de un gran desconocido. Desconocido porque los grandes van solos por el desierto o la penumbra.

Max Benítez

Lo sublime de los románticos, el misterio de Poe, el martirio continuo del narrador... Relatos cortos que inquietan, que sobrecogen, que atrapan... Una catarata de sentimientos con forma de dietario para una novela de introspección y búsqueda de respuestas.

Josu Bustinzulu

El merodeador nos deforma la cara al vernos en el espejo, pero también nos enseña la puerta de salida, nos acerca al abismo para atraparnos y abrazarnos al último momento. Nos hace más humanos que nunca y a la vez nos saca del mundo. Vicente parafrasea acertadamente a Omar Kayyan: “el Cielo y el Infierno están en ti”. Cada uno hará su propia lectura. La mía, particularmente, ha sido de un 10.

Estelle Talavera Baudet

El merodeador es uno de esos libros en los que el lector puede verse reflejado, en él puede sentir que observa tras una ventana las aventuras y desventuras vividas por el protagonista del mismo, como si de un mirón se tratara, sintiendo el corazón palpitar a cada instante ante la siguiente página. Ese reflejo se deriva de una sensación que le recorre de principio a fin, como si reconociera con claridad el tono, como una canción que conoce y no puede dejar de tararear, un grato aroma que reconforta, una canción que dice amor (y desamor), desasosiego (y paz) y ternura (y desolación).

Ignacio Escuín Borao

Tercera edición revisada, a la venta en LcLibros: