Otra de las gratas sorpresas que me ha deparado el cine últimamente, esta Ensalada Baudelaire (1978) es toda una matrioska de capas y simbologías superpuestas, que os aconsejo encarecidamente (pese al tono soez de la primera parte: tened paciencia) videar.
Me topé con ella por casualidad, revisando la filmografía de Xabier Elorriaga, e inmediatamente me llamó la atención su título y sinopsis, y más aún las similitudes que, según leí, tiene con Funny Games, pese a ser muy anterior. Dos reclamos, Baudelaire y Haneke, para mí especialmente atractivos, aunque del primero todo se limite a una simple anécdota y, por supuesto, no alcance el nivel de Funny Games (sería ya pedir peras al olmo).
Y sin embargo, he disfrutado de ella un montón, sobre todo en la segunda parte del metraje, turbulenta y abrumadora.
Mejor no desvelar, en cualquier caso, ningún detalle de la trama, para no desvirtuar el factor sorpresa, que es de lo más interesante del film. Solo decir que, llegado un punto, las cosas comienzan a tomar un cariz amenazante, realmente logrado y estremecedor.
Lo mejor de todo, sin duda, su extraordinario y versátil desenlace, epatante y originalísimo, que ciertamente recuerda demasiado a Funny Games...
Única película del publicista y fotógrafo Leopoldo Pomés, y una rara avis digna de figurar por méritos propios en cualquier antología de cine bizarro.
Vicente Muñoz Álvarez
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