Llevaba mucho tiempo queriendo dejar algún libro mío en el Solar Bragançano, uno de mis restaurantes favoritos del mundo mundial, pura decadencia y poesía, pero siempre que iba se me olvidaba... Esta vez no, sí que me acordé, y allí, entre otros cientos de libros esparcidos por todo el Solar, están ya, dedicadas, mis Canciones de la gran deriva: no podían haber encontrado mejor hogar.
Vicente Muñoz Álvarez
photo by Marlus Leon
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