jueves, 18 de agosto de 2016

EXÉGESIS



para qué me habrán dado mis padres o dios o la mismísima virgen maría esta cabecita efervescente y loca, me pregunto, si todo debido a ella es sentir en exceso y sufrir, gratuitamente y por encima de la media, más de la cuenta... gente que viene y que va, corazones que entran y salen, perdigones que una y otra vez, por más que intento acorazarme, me atraviesan la piel, decepciones, frustraciones, falsas promesas, desengaños, egos que apabullan, y qué jodida lacra somos, los humanos, en este hermoso pero salvaje e incomprensible planeta... para qué tanto enredar, aparentar, deslumbrar, figurar, ir y venir, entrar y salir, despotricar, sonreír y llorar, si el viaje debería ser hacia dentro y la mayoría lo orientan hacia fuera... para qué soportar, aguantar, condescender, correr y desfallecer, en suma, si todo es teatro y simulacro, máscara y disfraz... 


no me acostumbro


Vicente Muñoz Álvarez

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