Última de las adaptaciones cinematográficas de Roger Corman sobre los relatos de Poe, tras títulos tan inolvidables como La caída de la Casa Usher (seguramente el cuento que más veces he leído en mi vida), El pozo y el péndulo, El entierro prematuro o La máscara de la muerte roja, La tumba de Ligeia (1965) es un epílogo al ciclo de lo más inquietante: necrofilia y reencarnación, voluntad que no muere, abadías en ruinas, secuencias oníricas y psicodélicas, amor más allá de la muerte, ambiente gótico y decadente y un Vincent Price memorable y grandioso.
Toda la fuerza emotiva y dramática, malévola y ensoñadora de la Ligeia de Poe, es trasladada por Corman a la pantalla grande con una elegancia lánguida y enfermiza que recrea a la perfección la atmósfera de locura, incienso y opio del cuento.
Un film obligatorio para los amantes del género, sin lugar a duda, y uno de los trabajos más sugerentes de mi admiradísimo Roger Corman.
Para videar recostado en el sofá a la puesta de sol de cualquier tarde lluviosa.
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