Tengo hoy el placer de ofreceros la siguiente entrevista a Juanjo Ramírez, director (además de guionista, ilustrador, escenógrafo, etc) de una de las más fascinantes películas de animación filmadas en los últimos tiempos, Gritos en el pasillo (lee la reseña aquí).
Gracias a la mano amiga del siempre inquieto Kebran (al que agradezco sinceramente el cable), pude entrar en contacto con él y le hice las siguientes preguntas:
V.M: Vamos a empezar por el principio. ¿De dónde viene la idea de Gritos en el pasillo? Además del director, tú eres también el guionista de la película: háblanos de la génesis de este proyecto.
J.R: La idea de rodar cosas "aparentemente serias" valiéndonos de objetos "aparentemente ridículos" era una constante en la ¿filmogarfía? de mi socio Alby Ojeda y yo. Escribí Gritos en el Pasillo intentando conservar esa esencia; intentando llevar al terreno del largometraje la fuerza de esa contradicción que nos había motivado a sacar adelante nuestros primeros cortos.
Es curioso: Existen proyectos en cuyo argumento hemos depositado muchas más horas y muchas más esperanzas, pero ninguno de ellos ha salido adelante. Gritos en el Pasillo, sin embargo, surgió de manera improvisada y espontánea, sin ninguna vocación de grandeza, pero el cabrón del Destino (o los cabrones de mis cómplices) decidieron que ése era el proyecto merecedor de tantas horas de trabajo y sacrificio.
V.M.: Como la propia promo indica, estamos ante la primera película de la historia rodada con cacahuetes: ¿Cuál fue la razón?
J.R.: Siempre suelo decir que fue una cuestión de “enamoramiento”. Estoy seguro de que más de la mitad de los que lean esto se han enamorado alguna vez de la mujer inadecuada. ¿Cuál es la razón? Nadie sabe contestar a esa pregunta. ¿Acaso importa?
Llega un momento en que te das cuenta de que estás pringado hasta las cejas y ya no hay vuelta atrás. Te has enamorado del fruto seco inadecuado... y no sirve de nada preguntarse por qué. Es una cuestión de conexión sobrenatural, de química, de texturas y de curvas y de cáscaras...
No hay una razón concreta. Cierto día unas compañeras en la universidad me dieron un cacahuete para que me lo comiese. En lugar de eso, me dio por pintarle ojos y boca. Cuando vi a ese hijo de puta mirándome y sonriéndome con tanta inocencia, presentí que estaba a punto de mandar mi vida a tomar por saco. Pero no sabía hasta qué punto.
V.M.: La película está llena de guiños cinéfilos y referencias literarias: Tim Burton, Edgar Allan Poe, Lovecraft, la literatura gótica y romántica... ¿Te atrae especialmente el género?
J.R.: ¡Adoro todo eso!
Burton, Lovecraft y Poe son la mejor definición de mi adolescencia (en otras palabras, nunca follé durante mi adolescencia).
Algunos tienden a asociar la palabra "romanticismo" con novelas de Barbara Steele o Corín Tellado; con pelis de Meg Ryan o Julia Roberts. ¡Yo comparto esa misma idea de romanticismo! ... Siempre y cuando haya que escarbar en la tumba de Meg Ryan para besar sus labios infestados de gusanos.
En Gritos en el Pasillo también hay mucho de Kafka. Esa impotencia del protagonista a la hora de lidiar con según qué cosas, ese ambiente de claustrofobia y opresión... Hoy día me parecería enfermizo escribir algo sí; lo evitaría a toda costa. Algunos dejan de ser Peter Pan cuando crecen. Yo creo que dejé de ser Gregorio Samsa.
V.M.: La historia sobre la que se cimenta Gritos en el Pasillo es, en esencia, estremecedora y tremenda: ¿Quisiste hacer una película para niños o para adultos? ¿O para niños y adultos?
J.R.: Nunca pensé en escribir una historia para niños, pero creo que la escribí para que pueda ser disfrutada por ese niño que está encerrado en el interior de algunos adultos. Puede que eso explique hasta qué punto la historia llega a ser pueril e irreflexiva.
A pesar de ello, me consta que los niños que ven Gritos en el Pasillo la disfrutan más que muchos adultos, e incluso entienden la historia. Cada vez que alguien me cuenta cómo su hijo (o su nieto, o su sobrino) ha conectado con la historia de Gritos me emociono muchísimo más que cuando un "crítico" nos concede tres estrellas.
V.M.: La película ha recibido varios premios en distintos certámenes y la crítica, además, ha sido de lo más favorable al respecto: ¿Esperabas esta acogida?
J.R.: No todas las críticas han sido favorables. De hecho creo que las críticas más útiles no son las más elogiosas. Tampoco las más destructivas. Prefiero hacer caso de las críticas medianamente ecuánimes, que resaltan aspectos buenos y malos de la peli a partes iguales.
No obstante, todos agradecimos muchísimo las críticas positivas. Después de muchos meses montando y remontando la película, habíamos perdido el norte. Ya no sabíamos si los setenta y pico minutos de frutos secos que teníamos funcionaban o no. Nos aterraba pensar que la gente no iba a empatizar con los frutos secos y se iba a levantar de la butaca a los cinco minutos.
Comprobar que la mayor parte de la gente aguantaba el hechizo cacahuetil hasta el final fue la mayor recompensa que podíamos recibir. Evidentemente, el mérito de eso no estaba en los manises, sino en todo lo que los rodeaba: fotografía, montaje, dirección artística, música, doblaje, diseño de sonido... Cada vez que la peli recibe una buena crítica, dicha crítica es la confirmación de que en Gritos en el Pasillo hemos conseguido reunir a un equipo técnico acojonante.
V.M.: No sólo eres director y guionista, sino dibujante, escritor, escenógrafo, etc. ¿Qué faceta te resulta más familiar? ¿Háblanos, por favor, de las otras?
J.R.:La faceta con la que más familiarizado estoy es la escritura. Es lo que sé hacer con más naturalidad y es lo que me da de comer.
Las cuestiones de escenografía y dirección artística prefiero delegarlas en gente más competente que yo, aunque el hecho de haberlas desempeñado en el pasado (aunque sea de manera cutre) hace que tienda a dar más la brasa a cualquiera que trabaje conmigo en ese campo.
Lo de dibujante es algo que hago de manera autodidacta. Es un hobby. Me relaja. Soy consciente de que no tengo el nivel necesario para dedicarme a ello de una manera seria, y eso me permite abordar ese terreno de la ilustración sin pretensiones y sin presiones de ningún tipo. Cuando dibujo lo hago de manera desinteresada y terapéutica. A veces me gustaría poder escribir con esa misma actitud "naif" que adopto cuando me siento a dibujar chorradas.
V.M.: Como escritor, ¿has publicado algún libro? ¿Cuáles son tus referencias literarias?
Tengo varias novelas escritas, unos cuantos relatos, unos cuantos poemas... Pero nunca he publicado nada. Es difícil abrirse camino en el mundillo editorial y yo, por otra parte, soy la persona más torpe y desidiosa del mundo a la hora de mover lo que escribo.
¿Mis preferencias literarias? Aunque citase aquí a cincuenta autores se me quedarían otros cincuenta en el tintero, pero intentaré nombrar a los que más me han marcado: Ray Bradbury, Roald Dahl, Allan Poe, Stephen King, Clive Barker, Maupassant, Paul Auster, Alessandro Baricco, R. L. Stevenson, Espronceda, Ramón de Campoamor, J. R. R. Tolkien, Baudelaire, Lewis Carroll y otros veinte o treinta.
V.M.: Y para finalizar, una inevitable pregunta (estoy seguro de que muchos estarán esperando ya tu nueva película): ¿Cuál será tu siguiente proyecto?
Estoy trabajando en un par de guiones bastante personales. Si consigo terminar alguno de los dos y el resultado me gusta lo suficiente, es probable que intente moverlo y convertirlo en mi próximo proyecto. Pero de momento, todo son quimeras...
Gracias, Juanjo, por responder a estas preguntas, y muchísima suerte para tus nuevos proyectos.
Gritos en el pasillo in You Tube:
http://www.youtube.com/watch?v=zqyM6KZU1Do&hl=es
Gracias a la mano amiga del siempre inquieto Kebran (al que agradezco sinceramente el cable), pude entrar en contacto con él y le hice las siguientes preguntas:
V.M: Vamos a empezar por el principio. ¿De dónde viene la idea de Gritos en el pasillo? Además del director, tú eres también el guionista de la película: háblanos de la génesis de este proyecto.
J.R: La idea de rodar cosas "aparentemente serias" valiéndonos de objetos "aparentemente ridículos" era una constante en la ¿filmogarfía? de mi socio Alby Ojeda y yo. Escribí Gritos en el Pasillo intentando conservar esa esencia; intentando llevar al terreno del largometraje la fuerza de esa contradicción que nos había motivado a sacar adelante nuestros primeros cortos.
Es curioso: Existen proyectos en cuyo argumento hemos depositado muchas más horas y muchas más esperanzas, pero ninguno de ellos ha salido adelante. Gritos en el Pasillo, sin embargo, surgió de manera improvisada y espontánea, sin ninguna vocación de grandeza, pero el cabrón del Destino (o los cabrones de mis cómplices) decidieron que ése era el proyecto merecedor de tantas horas de trabajo y sacrificio.
V.M.: Como la propia promo indica, estamos ante la primera película de la historia rodada con cacahuetes: ¿Cuál fue la razón?
J.R.: Siempre suelo decir que fue una cuestión de “enamoramiento”. Estoy seguro de que más de la mitad de los que lean esto se han enamorado alguna vez de la mujer inadecuada. ¿Cuál es la razón? Nadie sabe contestar a esa pregunta. ¿Acaso importa?
Llega un momento en que te das cuenta de que estás pringado hasta las cejas y ya no hay vuelta atrás. Te has enamorado del fruto seco inadecuado... y no sirve de nada preguntarse por qué. Es una cuestión de conexión sobrenatural, de química, de texturas y de curvas y de cáscaras...
No hay una razón concreta. Cierto día unas compañeras en la universidad me dieron un cacahuete para que me lo comiese. En lugar de eso, me dio por pintarle ojos y boca. Cuando vi a ese hijo de puta mirándome y sonriéndome con tanta inocencia, presentí que estaba a punto de mandar mi vida a tomar por saco. Pero no sabía hasta qué punto.
V.M.: La película está llena de guiños cinéfilos y referencias literarias: Tim Burton, Edgar Allan Poe, Lovecraft, la literatura gótica y romántica... ¿Te atrae especialmente el género?
J.R.: ¡Adoro todo eso!
Burton, Lovecraft y Poe son la mejor definición de mi adolescencia (en otras palabras, nunca follé durante mi adolescencia).
Algunos tienden a asociar la palabra "romanticismo" con novelas de Barbara Steele o Corín Tellado; con pelis de Meg Ryan o Julia Roberts. ¡Yo comparto esa misma idea de romanticismo! ... Siempre y cuando haya que escarbar en la tumba de Meg Ryan para besar sus labios infestados de gusanos.
En Gritos en el Pasillo también hay mucho de Kafka. Esa impotencia del protagonista a la hora de lidiar con según qué cosas, ese ambiente de claustrofobia y opresión... Hoy día me parecería enfermizo escribir algo sí; lo evitaría a toda costa. Algunos dejan de ser Peter Pan cuando crecen. Yo creo que dejé de ser Gregorio Samsa.
V.M.: La historia sobre la que se cimenta Gritos en el Pasillo es, en esencia, estremecedora y tremenda: ¿Quisiste hacer una película para niños o para adultos? ¿O para niños y adultos?
J.R.: Nunca pensé en escribir una historia para niños, pero creo que la escribí para que pueda ser disfrutada por ese niño que está encerrado en el interior de algunos adultos. Puede que eso explique hasta qué punto la historia llega a ser pueril e irreflexiva.
A pesar de ello, me consta que los niños que ven Gritos en el Pasillo la disfrutan más que muchos adultos, e incluso entienden la historia. Cada vez que alguien me cuenta cómo su hijo (o su nieto, o su sobrino) ha conectado con la historia de Gritos me emociono muchísimo más que cuando un "crítico" nos concede tres estrellas.
V.M.: La película ha recibido varios premios en distintos certámenes y la crítica, además, ha sido de lo más favorable al respecto: ¿Esperabas esta acogida?
J.R.: No todas las críticas han sido favorables. De hecho creo que las críticas más útiles no son las más elogiosas. Tampoco las más destructivas. Prefiero hacer caso de las críticas medianamente ecuánimes, que resaltan aspectos buenos y malos de la peli a partes iguales.
No obstante, todos agradecimos muchísimo las críticas positivas. Después de muchos meses montando y remontando la película, habíamos perdido el norte. Ya no sabíamos si los setenta y pico minutos de frutos secos que teníamos funcionaban o no. Nos aterraba pensar que la gente no iba a empatizar con los frutos secos y se iba a levantar de la butaca a los cinco minutos.
Comprobar que la mayor parte de la gente aguantaba el hechizo cacahuetil hasta el final fue la mayor recompensa que podíamos recibir. Evidentemente, el mérito de eso no estaba en los manises, sino en todo lo que los rodeaba: fotografía, montaje, dirección artística, música, doblaje, diseño de sonido... Cada vez que la peli recibe una buena crítica, dicha crítica es la confirmación de que en Gritos en el Pasillo hemos conseguido reunir a un equipo técnico acojonante.
V.M.: No sólo eres director y guionista, sino dibujante, escritor, escenógrafo, etc. ¿Qué faceta te resulta más familiar? ¿Háblanos, por favor, de las otras?
J.R.:La faceta con la que más familiarizado estoy es la escritura. Es lo que sé hacer con más naturalidad y es lo que me da de comer.
Las cuestiones de escenografía y dirección artística prefiero delegarlas en gente más competente que yo, aunque el hecho de haberlas desempeñado en el pasado (aunque sea de manera cutre) hace que tienda a dar más la brasa a cualquiera que trabaje conmigo en ese campo.
Lo de dibujante es algo que hago de manera autodidacta. Es un hobby. Me relaja. Soy consciente de que no tengo el nivel necesario para dedicarme a ello de una manera seria, y eso me permite abordar ese terreno de la ilustración sin pretensiones y sin presiones de ningún tipo. Cuando dibujo lo hago de manera desinteresada y terapéutica. A veces me gustaría poder escribir con esa misma actitud "naif" que adopto cuando me siento a dibujar chorradas.
V.M.: Como escritor, ¿has publicado algún libro? ¿Cuáles son tus referencias literarias?
Tengo varias novelas escritas, unos cuantos relatos, unos cuantos poemas... Pero nunca he publicado nada. Es difícil abrirse camino en el mundillo editorial y yo, por otra parte, soy la persona más torpe y desidiosa del mundo a la hora de mover lo que escribo.
¿Mis preferencias literarias? Aunque citase aquí a cincuenta autores se me quedarían otros cincuenta en el tintero, pero intentaré nombrar a los que más me han marcado: Ray Bradbury, Roald Dahl, Allan Poe, Stephen King, Clive Barker, Maupassant, Paul Auster, Alessandro Baricco, R. L. Stevenson, Espronceda, Ramón de Campoamor, J. R. R. Tolkien, Baudelaire, Lewis Carroll y otros veinte o treinta.
V.M.: Y para finalizar, una inevitable pregunta (estoy seguro de que muchos estarán esperando ya tu nueva película): ¿Cuál será tu siguiente proyecto?
Estoy trabajando en un par de guiones bastante personales. Si consigo terminar alguno de los dos y el resultado me gusta lo suficiente, es probable que intente moverlo y convertirlo en mi próximo proyecto. Pero de momento, todo son quimeras...
Gracias, Juanjo, por responder a estas preguntas, y muchísima suerte para tus nuevos proyectos.
Gritos en el pasillo in You Tube:
http://www.youtube.com/watch?v=zqyM6KZU1Do&hl=es
Entrevista por Vicente Muñoz Álvarez
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