viernes, 6 de marzo de 2009

EL DESENCANTO


Muchos outsiders de mi generación, poetas, narradores, músicos y ensayistas, crecimos bajo la sombra retorcida y maldita de El desencanto, de Jaime Chávarri, una de las películas de culto españolas más emblemáticas y subversivas de todos los tiempos... Absolutamente moderna e iconoclasta en su época (1975), intensamente desoladora y poética, entrañable y durísima, ominosa y demente, El desencanto disecciona y desnuda a la familia Panero tras la muerte del padre/poeta, Leopoldo, en lo que a menudo ha sido interpretado como una metáfora decadente y sombría del fin del Régimen franquista. Felicidad Blanc (pura poesía), Juan Luis (elocuencia y pasión), Michi (sarcasmo y nihilismo) y, muy especialmente, Leopoldo María, por aquel entonces aún brillantísimo y magnetizador, enganchan con sus diálogos, monólogos y confesiones, y terminan por arrebatar definitivamente al espectador... Secuencias como la de los gatitos en la caja con respiraderos que la madre arroja al río, la colección de fetiches de Juan Luis y la conversación sobre el fin de raza con su hermano Michi, o el teatrillo de Leopoldo María en sus fiestas de cumpleaños, están grabadas a fuego aún en mi mente... Una maravillosa y tristísima oda a la infancia (En la niñez vivimos, y después sobrevivimos), y otra de las películas imprescindibles en mi videoteca. v.


Michi & Juan Luis Panero in action:

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