
Siempre admiré la poesía despojada, antirretórica e intensa de Vicente Muñoz Álvarez (León, 1966), desperdigada en títulos como Regresiones, Días de ruta, o la amplia antología Gas. Pero si tuviera que elegir un libro suyo, elegiría sin dudarlo cuatro que, en realidad, son uno solo. La tetralogía cinéfaga que acaba de completarse -por ahora- con la reedición ampliada de Películas que erizan la piel: cientos de páginas que son una fuente triple de afinidades compartidas, revisiones, y descubrimientos.
Carlos Iglesias Díez
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