Hombre de mimbre es la segunda antología de poesía que en veintiséis años publico, después de Gas: Antología poética personal (1999-2016), y reúne una selección de poemas publicados en ocho poemarios (Canciones de la gran deriva, Privado, Parnaso en llamas, Animales perdidos, Días de ruta, Travesía, Haga lo que haga en la Tierra y La poesía es un arma que carga el diablo), más un libro inédito, que le da título, con poemas recientes.
El criterio de la selección ha sido exclusivamente mi propio instinto poético, y la perspectiva que me han dado las muchas lecturas públicas que a lo largo del tiempo he ido realizando aquí y allá, que me han servido de orientación para decidirme a elegir unos u otros poemas. Simplemente he escogido los que a mi juicio merecen estar aquí, dejando muchos otros, me haya equivocado o no, en el tintero.
En cuanto al título, Hombre de mimbre, además de un guiño a la película de Robin Hardy TheWicker Man (1973), de culto donde las haya, y al paganismo celta*, es una metáfora perfecta de mi propio corazón y personalidad, siempre ardiendo por dentro, y de mi forma de entender la poesía, como sacrificio y catarsis, don y maldición al mismo tiempo.
* Según Wikipedia, un hombre de mimbre era una gran estatua de mimbre según se dice utilizada por los antiguos druidas (sacerdotes del paganismo celta) para sacrificios, haciendo arder la efigie, de acuerdo con Julio César en sus Comentarios sobre la guerra de las Galias. César informa de que algunos galos construían las efigies con palos y ponían hombres vivos dentro, prendiendo fuego para pagar el tributo a los dioses.
Vicente Muñoz Álvarez,
de Hombre de mimbre. Antología poética (1999-2025)
(Editorial Páramo, 2025)
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