Supongo, mirando hacia atrás sin ira, que mi literatura, lo que como escritor he dado de sí, ha sido en parte lo que he leído y amado, y lo que me ha hecho, para lo bueno y lo malo, crecer y ser lo que soy: autores que cuestionaron el mundo que les tocó vivir, valientes y sin mordazas, autobiográficos y subversivos, que entendieron la escritura como un ejercicio de introspección y de búsqueda, de autoanálisis y transformación, no como un juego de evasión ni de damas (o de ajedrez, habría que decir hoy, para no ofender a nadie). Esa concepción del escritor como lobo, no como oveja, como francotirador y guerrero, no como instrumento ni siervo de nada, me ha llevado hasta aquí, ni más ni menos hasta donde ellos llegaron: tierra de nadie, mi único reino...
Vicente Muñoz Álvarez
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