Días extraños y apáticos en los que sientes, dentro de ti y a tu alrededor, esperando a Godot, todo insignificante y absurdo: yo el primero, por supuesto, por no saber encarnar las enseñanzas de los maestros antiguos, todo lo que he leído y aprendido en la vida, absurdo... La hoguera de las vanidades de la gente y el mundo, políticos, artistas, ególatras, gurús, sabelotodo, absurdos: ese afán de muchos, consuelo de tontos, por demostrar que saben y son más que los otros, da igual en qué, en todo en general, absurdo... No entiendo, la verdad, lo que se consigue con eso, no es esa la actitud ni lo que me enseñaron, pienso, sino, siempre y con respeto hacia el prójimo, seguir aprendiendo... El resto, vanitas vanitatis, como dirían los filósofos: total pérdida del sentido y del tiempo... Y los cuerpos y corazones que se agostan mientras tan rápido, entre suspiro y lamento, tan callando...
Vicente Muñoz Álvarez
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