Aunque ahora soy el que prefiero, mi desdoblamiento más gozoso, con las ventanas de mi corazón abiertas, desordenando mi cabeza el temporal. Del caos del cielo y las palabras, del bienestar fingido y del sosiego, de la magia de la vida que duplica la horrible sensación que queda atrás: yo el doliente, el intruso, el lobo, el puercoespín... Yo como animal enfermo... Regreso a la matriz. El fulgor del firmamento para perder el respeto a los fantasmas, tantas ruinas abrasándonos la piel, la apremiante sensación de huida, de escapada, de carrera frenética hacia ningún sitio... Sabiéndome de nuevo impropio, repasando por instinto mis recuerdos, haciendo de mi vida más historia... Porque todo es siempre igual, ese sentirse extraño en el camino, como ajeno, desproporcionado frente al sueño...
Vicente Muñoz Álvarez,
de Mi vida en la penumbra
(LcLibros, 2020)
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