Infatigable es un calificativo apropiado para el leonés Vicente Muñoz, poeta, narrador y ensayista, además de editor del fanzine Vinalia Tripers. Su nuevo libro de poesía se titula Haga lo que haga en la tierra, con prólogo de Julia Navas y epílogo de Gsús Bonilla. En nota preliminar nos indica el autor que el poemario forma parte de una trilogía que comenzó con Días de ruta (2014) y continuó con Travesía (2018). He seguido puntualmente la producción poética de Vicente Muñoz en estas páginas de Filandón, entendiéndola como la expresión de una conciencia crítica. Poesía de resistencia y de disidencia en tal sentido, aunque como él escribe, «nunca me han gustado las etiquetas, y escribo cada libro tal como me lo dicta el corazón, sin atenerme a ningún tipo de norma preestablecida». Y, en efecto, muchos poemas, breves como los propios versos, expresan latidos, son como «espinas / que se clavan / que duelen / que hieren / que desgarran / por dentro / nunca las evito / a tiempo». La poesía no es para Muñoz algo aparte de la vida: es la vida misma, y una y otra aspiran a la claridad: «la vida / la poesía / el arte / el amor / cuanto más / claros mejor / cuestión / de opciones». Creo que la vida incardinada en un yo y sus circunstancias es el gran tema de la poesía de Vicente Muñoz, que crea un sujeto que ama, sufre y se duele o alegra en el corazón, algo lógico en un poeta que expresa sus latidos emocionales y sus raudos pensamientos «luces y sombras / besos y heridas... / todo en el corazón / a la par». «Esa nave siempre a la deriva» que es la vida está hecha de dualismos inseparables que aparecen en tensión en la mayoría de los poemas: «vida / y muerte / ceniza / y pasión / realidad / y ficción»; «el cielo / y el infierno / a la vez / pienso / la vida»; «un laberinto / de rosas / y espinas / la vida». Y la de este poeta es un «complicado equilibrio / entre mis dos oficios / comercial / y escritor».
El poeta es consciente de que cada vez ha ido condensando más los versos buscando «quizá la esencia», algo que se manifiesta especialmente en los haikus «ráfagas de pensamientos en espiral» como dice la prologuista. Una parte del poemario la componen, en efecto, treinta y tantos haikus, género en el que tantos poetas de ahora confluyen. Sea lo que sea, lo que respira la poesía de Muñoz es autenticidad, lealtad a ese sujeto que quiere «seguir siento yo / seguir mi camino / por encima / de todas las cosas».
José Enrique Martínez,
Filandón, Diario de León
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