sincronicidades extrañas o conexiones telepáticas ineludibles, no lo sé, pero si ya este densísimo libro, El retorno de los brujos, me estaba arrebatando con un montón de contrastes y reflexiones antropológicas y psicoanalíticas para mí valiosísimas, esta tarde, entre zapato y zapato, al leer el capítulo que dedica a Arthur Machen (conocido en Francia por aquel entonces, 1961, según él, por no más de 200 lectores) y maestro oficial de mis ceremonias, he dicho ok, este libro, como el amor y la perla, me estaba esperando...
no hay rosa
sin espina
aprendiz
de poeta
me digo
recuérdalo
Vicente Muñoz Álvarez
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