dándole una y otra vez vueltas a la idea de para qué y quiénes y con qué fin escribo... cosa por lo demás del todo habitual en mi gremio, por supuesto, pero que a veces, en relación a ciertas preguntas de lectores y amigos, me planteo con más insistencia... que por qué siempre a la contra y para qué luchar por causas perdidas y por qué no rentabilizar tanto esfuerzo, hacer concesiones, idear estrategias, o que a estas alturas debería estar ya en otra posición y lugar... eso escucho a menudo y eso me planteo con frecuencia para llegar invariablemente a la misma conclusión: por pura pasión y placer, o por puro dolor y miedo, pero desde luego no con la pretensión de convertir en mercancía mis palabras, eso lo tengo claro... puedo equivocarme o no y me da igual y asumo el precio, pero soy de los que opino, quiméricamente tal vez, lo mismo me da, que el arte verdadero no se hace para comerciar ni epatar, ni siquiera para gustar, sino simple y llanamente porque sin más hay que hacerlo, no queda otra opción, don y maldición, porque abrasa por dentro, y eso es lo único que realmente importa... escribir es quemarse vivo, decía el maestro Cendrars, y suscribo sus palabras, quemarse y observar luego las cenizas, los restos de tu naufragio, lo que queda tras el incendio...
Vicente Muñoz Álvarez
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