ya en casa, al fin, Regresiones, me
llegó ayer una remesa y, la verdad, la edición es
estupenda, chapeau por Lupercalia again... otro libro más en la
cuenta, otro pedazo de mí rulando por la tierra, mensajes en
botellas rotas, códigos cifrados, claves de nostalgia y
ensoñación... y la misma sensación de vaciamiento de siempre, de
extrañamiento y deriva, de pérdida y liberación... aunque, en
cierto modo, Regresiones supera a ese respecto a todos los
anteriores... con ninguno me había desnudado así, en ninguno tantos
recuerdos, visiones, exorcismos y ajustes de cuentas, con
ninguno este descenso al fondo de mí... el León que yo viví, no el
que me contaron, el León mágico de mi infancia, festivo de mi
adolescencia y salvaje de mi juventud, no el de los filandones y el
folclore y la tradición, sino el del CCAN y los acid test y el rock
and roll, el del Húmedo y el Oasis y las pandillas, el de los
rockers y punkis y mods, el de los Cardiacos y los fanzines y las
alcantarillas... ese León que muchos vivisteis a mi lado y que
hasta ahora nadie había querido o se había atrevido a contar...
otra deuda pendiente saldada, sí, y la misma sensación de vaciamiento de
siempre, de extrañamiento y deriva, de perdida y liberación... vive tu memoria y asómbrate, decía Jack Kerouac, faro, maestro y guía, y eso es exactamente lo que he hecho en esta novela... aunque para lograrlo, cosas de la perspectiva, haya tenido que pasar tanto tiempo...
Vicente Muñoz Álvarez
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