miércoles, 10 de septiembre de 2014

UN COFRE LLENO DE RECUERDOS (Y los Alegres Bromistas)



como abrir un cofre lleno de recuerdos y respirar su evocador aroma, van llegando las primeras impresiones sobre Regresiones a mí, ese epílogo coral que las acompañará, y cada una es una nueva sorpresa, Jose, Alejandro, Pacho, Juancho, joder, lo que va saliendo de ahí, una cosa son mis recuerdos de entonces y otra los de mis compañeros de ruta, alegres bromistas con los que tantos caminos recorrí... llegan a mí sus textos, los de mis viejos hermanos de carretera, y se me empañan los ojos al recordar aquellos acid test colectivos y cómo brillaba entonces la perla, insignificantes detalles que ya había casi olvidado, estrellas fugaces, lágrimas en la lluvia... oh, aquellos abrumadores recuerdos, aquellas noches sobrevolando sin paracaídas la tierra, lo que nos dejamos allí... se me erizan como escarpias los pelos al recordarlo, sí, y se me empañan los ojos de saudade y melancolía, sobre todo porque al fin de ellos he hablado, mis queridos drugos de antaño, a los que debo, en gran parte, ser lo que soy... por y para ellos, en el fondo, este libro, pienso, la crónica de nuestro León subterráneo, la otra cara de la moneda, con la que desde hace mucho tiempo tenía una deuda pendiente... cuando éramos reyes, héroes, en aquella época salvaje y festiva de la Transición... mientras veo caer, tras las ventanas de mi piso desolado, las primeras hojas de los árboles, cómo bailan con el viento, cómo pasa de rápido el tiempo, cómo se nos escapa volando, y cómo, cómo nos va desgastando... 


Vicente Muñoz Álvarez

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