lo que
no quieras
que pase
no quieras
que pase
no lo digas
en voz alta
en voz alta
ni lo pienses
tan siquiera
tan siquiera
las palabras
son semillas
que germinan
como flores
carnívoras
en el subconsciente
son semillas
que germinan
como flores
carnívoras
en el subconsciente
no las plantes
no las riegues
no las conjures
Vicente Muñoz Álvarez
Y qué hay cuando las semillas no germinan, siempre hay un cuervo revoloteando sobre la pétrea y viva forma del cerebro, demasiado intuitivos debemos ser en la selva para hacer ruidos o silencios precisos, siempre habrán pensamientos carnívoros, el poema que logra atrapar en idea o en espíritu al que lee, también es carnívoro lo que uno quiere, de hecho voy a almorzar carne con zapallitos rellenos. Saludos. jorge
ResponderEliminarPodemos disfrutar de aromas y sabores de las más profundas y deliciosas bodegas cerebrales de nuestros amigos..solo hace falta ir más allá de la aireada epidermis para encontrar ambrosías...y es que las semillas...expuestas...superficiales...se pudren.
ResponderEliminarUna fusión perfecta. Un poema que recita verdades, siempre estamos conjurando...
ResponderEliminarLa mayoría de las veces las palabras se prestan solo a hacerles un mínimo de caso, el suficiente.
ResponderEliminarNo creo que nos estés hablando de palabras en tu poema, aunque lo parezca; porque éste carece de vida. Las palabras por sí solas nos hablan, si, pero no nos alimentan por eso; tu de lo tienes hambre en tu poema es de vida, de pensamientos y de hechos. Y es que, en la vida sólo merece la pena valorar el presente. Y cuando atrapas ese momento, entonces las palabras verdaderamente te acompañan, cobran vida y nos dicen, y nos cuentan de la vida.