viernes, 20 de diciembre de 2013

PARCHE (Estigma)


volví a acordarme de él el otro día, videando esa joya del cine de culto titulada Thriller: A cruel picture (en la que se basó Tarantino para crear Kill Bill), al ver a Christina Lindberg, la protagonista, con un parche en el ojo... recordé entonces al niño que a comienzos de los años setenta fui, y el parche que tuve que llevar durante mucho tiempo debido a un estrabismo infantil galopante, aquel parche negro en mi ojo izquierdo (el derecho, verde y nublado de tristeza) que me estigmatizaba y obligaba a dar a todo el mundo explicaciones, en el colegio sobre todo, y a soportar las mofas y burlas de mis compañeros, desde entonces oveja negra del redil... aquel parche redondo y negro como el fin de la noche, oscuro como la tumba donde yace mi amigo (parafraseando a Malcolm Lowry), que con todo el cariño del mundo mi madre me hizo, parche de pirata, de lacra, de disidente, parche de paria... no conservo fotos con él, por desgracia, pero nunca lo olvido... en realidad, pienso, llevo todavía aquel parche en mi subconsciente, siempre ha estado ahí... sólo que ahora me gusta llevarlo, ahora disfruto del estigma y la lacra, me singulariza entre el rebaño y me hace plenamente consciente de mi condición... pero no entonces, a comienzos de los setenta, con apenas cinco años, en aquella sociedad clasista e hipócrita, entre todas aquellas pirañas que buscaban con lupa cualquier debilidad o imperfección para lanzarse ávidamente a devorar a sus presas... luego, tiempo después, no sé cómo ni dónde, mis padres consiguieron unas gafas de pasta con uno de los dos cristales ahumado, el izquierdo, que mejoraron un poco, sólo un poco (seguían siendo de friki total, la verdad sea dicha) la situación y me ayudaron a corregir progresivamente y con paciencia aquel defecto en la vista... hasta que el cristal ahumado pudo ser sustituido por otro transparente y con el paso de los años no tuve ya necesidad de llevar gafas, mi ojo estrábico pasó a ser sólo vago, mi carácter se hizo fuerte y mi corazón rebelde, comencé a sacar partido de la diferencia y a creer cada vez más en mí, a enfrentarme a la vida y al mundo con la cabeza bien alta y a estar orgulloso de no ser como el resto... quizás, pienso, fuera aquel parche en gran medida el causante de ser como soy, de no haber comulgado nunca con la mayoría, de no identificarme en la prole y de ir siempre a tientas por el lado izquierdo, buscando infatigable mi propio camino... 

misterios
del subconsciente


Vicente Muñoz Álvarez

1 comentario:

  1. Yo también fui niña de parche. Estrabismo.
    Muy buena entrada. Un saludo.

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