OTRO de los grandes filmes de Mario Bava (junto a La máscara del demonio y Operazione Paura), El cuerpo y el látigo (La frusta e il corpo) es una delirante extravagancia gótica, quizás la película gótica por excelencia, que condensa a la perfección el ideario del género: pasiones desenfrenadas, vicios prohibidos, atracción por el mal, castillos siniestros, puertas chirriantes, pasadizos ocultos, amor más allá de la muerte, reencarnaciones, venganzas de ultratumba, sadomasoquismo y necrofilia, etc.
Con un joven Christopher Lee y una deslumbrante Daliah Lavi, una banda sonora envolvente y una iluminación (especialidad de la casa) fantasmagórica y espectral, el maestro Bava construye este imperecedero homenaje a la literatura gótica, que figura por méritos propios entre los mejores exponentes del género.
Si os gustan Charles Maturin, Edgar Allan Poe (y las adaptaciones cinematográficas que Roger Corman hizo de sus relatos), Lautréamont o Emily Brontë y su legado de cumbres borrascosas, esta es, sin duda, vuestra película.
Vicente Muñoz Álvarez,
de Películas que erizan la piel
(Canalla Ediciones, 2019)
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