- Querido Vicente, ¿qué dirías que es la memoria?
El poso de recuerdos, sensaciones y experiencias que va quedando en la mente y la conciencia con el paso del tiempo... Algo así.
- ¿En qué momento crees que comienzan nuestros recuerdos, o nuestra capacidad de recordar? Digamos, ¿quién se acuerda de cuando tenía meses de vida? ¿Por qué no recordamos esos momentos iniciales?
Es curioso, sí, y a menudo me lo pregunto, a partir de qué momento recordamos las cosas y por qué de los primeros años apenas conservamos recuerdos... Los míos, en concreto, y supongo que los de casi todo el mundo, datan de los tres o cuatro años, más o menos. De antes, hasta esa edad, apenas recuerdo nada... Alguna imagen difusa tal vez, pero poco más. Los expertos podrán explicar el motivo y proceso, supongo.
- Comentemos sobre el lenguaje: ¿Qué función tiene en nuestra memoria, en nuestros recuerdos?
La memoria y los recuerdos se articulan en nuestra cabeza no sólo mediante imágenes y sensaciones, sino también mediante palabras: recordamos aquello que un buen día alguien nos dijo y nos impresionó o marcó, aquella novela o poema que en su día leímos y se nos quedó grabada, o aquel discurso o cita o diálogo, tanto o más que las imágenes y sensaciones que los acompañaban. Somos lenguaje y palabras, además de sangre y conciencia, y sobre las palabras se erigen los cimientos de nuestra memoria.
- Que la memoria sustenta nuestra identidad es casi un hecho, pero ¿qué somos, como seres vivos capaces de recordar nuestras existencias, aunque a menudo de manera parcial...? Y, entonces, ¿por qué parcialmente?
La memoria es selectiva, de eso no hay duda: recordamos lo que ella quiere recordar, bueno, malo o regular, pero lo que la memoria quiere, y eso distorsiona en parte nuestra identidad. En el fondo, las cosas no fueron exactamente como las recordamos, sino mucho más complejas y llenas de matices, pero la memoria fija unas secuencias concretas y no otras, y en función de esa selección de recuerdos se construye nuestra identidad. Una identidad, por tanto, parcial y fragmentada, sí.
- Para llevarnos hacia la literatura, ¿cómo influye lo que hemos vivido para crear y cómo nuestras creaciones se expanden luego en las memorias de los demás? Para pensar sobre la literatura, como fuente y como receptáculo de vivencias.
Básicamente, sin duda. De hecho, esas vivencias son la base de todo lo que escribimos, nuestras experiencias y sensaciones. Y aún más, lógicamente, si eres, como yo, un escritor autobiográfico. Con esas vivencias y la selección que de ellas haga nuestra memoria, escribimos libros que luego otros leerán y asimilarán, integrándolos en su propia experiencia e interpretándolos y transmitiéndolos a su manera, etc... Un extraño bucle...
- Me llama la atención tu libro “Regresiones”..., coméntanos sobre él por favor.
Precisamente es un libro, más que ningún otro mío, sobre la memoria, en el que narro el primer tercio de mi vida, desde mis más tempranos recuerdos, hacia los cuatro años, hasta los veinticinco aproximadamente, haciendo especial hincapié en la adolescencia. Era una cuenta pendiente que tenía conmigo mismo desde hacía ya mucho tiempo, hablar sobre aquellos años, porque creo que son determinantes para lo que va sucediendo después. Fueron mis años de formación, y al menos en mi caso, de ellos viene todo, mis primeras lecturas, amores y desamores, mis primeros relatos y poemas, la banda de rock, Veredicto final, donde tocaba la batería, mis primeros viajes... Todo ello ha sido determinante en mi forma de entender e interpretar el mundo, y sobre ello, sobre el origen de todo ello, quería escribir. La verdad es que es de mis libros favoritos, el que mejor me retrata y con uno de los que más me identifico. Grata y dolorosa experiencia, pero para mí necesaria en cualquier caso.
- Escribes de todo y todo con todo tu ser, quien te ha leído lo sabe, que eres poeta y además un gran narrador -y cinéfilo, pero sobre esto comentaremos más adelante-. Me encantaría que me comentaras sobre por qué escribes, porque es obvio que la memoria está ahí, según venimos comentando, pero ¿por qué escribimos sobre lo que cada uno escribe? ¿Qué función tiene esa descarga de nuestro ser hacia los otros? Relacionado con las preguntas anteriores pero más hacia el sentimiento personal.
Para mí la escritura es básicamente una terapia, lo he dicho siempre, una catarsis y un exorcismo a través del cual expulso lo que me quema por dentro, lo que me preocupa y atormenta, lo que no entiendo y necesito expresar. Aunque también lo que me apasiona y arrebata, por supuesto. Cuando escribo no pienso a priori en los demás, pienso en mí mismo, en que necesito, como individuo, expresarme para entenderme, y al hacerlo, eso sí, entender de paso a los demás. La literatura autobiográfica cobra sentido precisamente cuando consigue eso: hablando de uno mismo, lograr representar a la colectividad, porque en esencia estamos todos construidos de la misma pasta y materia.
- Tal vez sea una pregunta que no viene al caso, aunque tal vez sí... ¿por qué hacemos lo que hacemos y no otras acciones? ¿Qué determina nuestras acciones?
Es algo que me pregunto a menudo, y de hecho hablo sobre ello en un fragmento del libro que ahora mismo estoy escribiendo, por qué hacemos esto y no lo otro en un momento concreto... Intuición, impulso, educación, filosofía, objetivos y metas, personalidad, experiencias... supongo que por una combinación de todos esos factores juntos...
- Para ir bajando un poco al suelo pero no mucho ¿qué libro sobre la memoria te ha impactado más y por qué?
Es difícil elegir uno sólo... Me vienen ahora mismo a la cabeza tres en concreto: la pentalogía autobiográfica de Thomas Bernhard, integrada por El origen, El aliento, El frío, El sótano y Un niño, nihilista, demoledora y tremenda; Muerte a Crédito, de Louis Ferdinand Céline, puro delirio e hipérbole de la infancia; y La senda del perdedor, de Charles Bukowski, real como la vida misma.
- ¿Es la Historia sólo una parte de nuestra memoria, quebrada, fraccionada, de lo que realmente fue nuestra historia...? Por comentar sobre recuerdos falsos y verdaderos, o simplemente truncados, seguro que me comprendes: ¿Cuánto hay en la Historia de ficción?
Como te comentaba antes, la memoria es totalmente selectiva y no un reflejo fiel de la realidad. Y si a ello añadimos además que la Historia la escriben los vencedores, las cosas se complican. Si la hubieran escrito otros, los perdedores, por ejemplo, sería muy diferente a como la conocemos... Pero cuál es entonces la Historia verdadera, y cómo y quién la debería contar, he ahí la cuestión...
- Vicente, ahora sí, ya en el suelo y contemporáneos, llevas escritos dos librazos sobre películas de culto y según creo la cosa sigue... ¿de dónde surge esta inquietud de mostrar lo tan poco mostrado y además poco aceptado y tal vez por ello de culto?
Pues de mi infancia, precisamente: desde niño me gustaron las películas de suspense y terror, cuanto más truculentas mejor, y mi memoria está llena de secuencias de esos filmes, tanto que a menudo mediatizan y aparecen en las cosas que escribo. Tenía también pendiente esa deuda conmigo mismo, escribir sobre el cine que me apasiona, y llevo ya dos libros sobre el tema, así que voy por buen camino. Me gustaría, volumen a volumen, hacer una gran enciclopedia de cine de culto. Y además, me gusta compartir las cosas auténticas, que normalmente están enterradas bajo toneladas de tierra, y me consta que la gente agradece este tipo de libros, yo el primero, porque te llevan directo al grano y evitan perder enormes cantidades de tiempo en la búsqueda.
- Necesito que me comentes sobre Vinalia Trippers... 20 años... ¿no son nada o son una verdadera pasada...?
Vinalia es la niña de mis ojos, sin duda, el proyecto colectivo más duradero e importante en que me he embarcado, una revista ya de culto, y por ello van 20 años de travesía... Resumiendo: un fanzine ilustrado de relatos para adultos que comenzamos a editar en 1996 con la idea de servir de plataforma a escritores políticamente incorrectos, con una estética pulp y subterránea, heredera de la literatura de quiosco norteamericana, que acaba de cumplir 20 años. Mucha ilusión y pasión, quince números ya, y una enorme tripulación de colaboradores... Casi nada.
- Para cerrar: ¿Cuál es tu mejor recuerdo, y cuál el peor?
Uffff.... una pregunta difícil... De los mejores, algunos viajes, seguramente en Lisboa la primera vez que fui, hacia los 25 años, pura maravilla... De los peores, algunas rupturas sentimentales, heridas aún sin cicactrizar...
Entrevista de Rubén Darío Fernández en Excodra. Revista de Literatura y otras artes.
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