sábado, 26 de abril de 2014

CUANDO ÉRAMOS REYES (Brillaba la Perla)


más que nunca huelo estos días a carne quemada, los 80 más que nunca renacen en mí, lo siento, compis de los 90, sé que estáis hartos de oírlo, pero hubo allí algo muy grande que os perdisteis y fue de lo mejor que se ha vivido en este país, a saber qué, porque ni siquiera nosotros, los supervivientes de entonces, lo tenemos muy claro, qué pasó en la Transición, justo después de que el Innombrable muriera, cómo y cuándo comenzó la fiesta, por qué aquella eclosión de fanzines y grupos (supongo que un reciclaje castizo de lo que nos venía de fuera, punkis chulapos, flamencos progresivos, psicotrópicos a mansalva), qué sé yo, pero que aquello fue una fiesta sí que lo tengo claro, cuando éramos reyes, todos a nuestra santa bola, sin más careta que nuestra propia piel, recuerdo luego, durante mucho tiempo, cómo renegué de aquella movida, grupos americanos, australianos, suecos, ingleses, cómo me parecía un pastiche todo lo nuestro, pero lo cierto es que reviso ahora aquellos temas (o mejor dicho: vuelven ellos a mí) y se me erizan como escarpias los pelos al recordar todo aquello, quizás aún demasiado joven, tal vez por ello libré, pero aquellas noches de Toisón y Tropicana y Mandrágora están hasta la médula encarnadas en mí, pura vida y libertad, salvajes pero felices, aquellos momentos, 17 y 18 años, la vida por montera, aquellos grupos bizarros y megafrikis que iluminaban nuestros días, los salones recreativos, los primeros perritos calientes, todo caliente caliente, la noche leonesa, las escapadas a Malasaña, nuestras primeras Lambrettas, nuestras primeras baterías y guitarras y amplis, como si nada hubiera existido antes y todo terminará entonces y allí, todo celebración, todas las tribus reunidas, todos los corazones latiendo al mismo compás, y la pregunta que viene añadida: cómo se perdió (y cuándo y dónde y por qué) poco después todo aquello, qué falló, qué nos decepcionó y por qué duró tan poco la fiesta, no lo sé, pero la perla dejo brillar, nos agarramos a otras cosas, pasó el tiempo, nos hicimos mayores, las drogas pasaron factura, la luna de miel terminó... aunque aquel espíritu, hijos sietemesinos de la democracia, chinorris iluminados y altivos, y aquellas viejas canciones, más que nunca hoy, siguen vivas como ayer...

algunos sabéis
de lo que hablo

por vosotros
hermanitos

brindo

Vicente Muñoz Álvarez

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