MIENTRAS EL MUNDO CAE

Julio César Álvarez, editor de la revista de cultura subterránea Azul Eléctrico, se marcó hace unos meses un esmerado catálago de los que, según él, han sido algunos de los nombres más influyentes de la escena cultural leonesa de la última década.

El libro, Mientras el mundo cae, cuidadosamente editado por Ediciones Magnéticas, incluye semblanzas biográficas subjetivas de los personajes retratados, acompañadas por fotografías en blanco y negro de Hugo Alonso.

Como en toda antología, pueden sobrar o faltar nombres (esta ciudad, creativamente, da mucho de sí), pero no cabe duda de que el conjunto perfila un panorama sugerente y variado (y, lo más importante, no mediatizado por tendecias o escuelas) de la cultura alternativa leonesa en los últimos años.

A continuación, la fotografía y el texto que me dedican:

A Vicente le venimos siguiendo como a un gurú del underground leonés, del saber hacer las cosas con dedicación y amor por las palabras exactas de la calle. Nos hizo conscientes, con su Vinalia Trippers, de muchas cosas: que la literatura es la única vía para salvarse de algo (de lo que sea) y que en León pueden pasar cosas, muchas cosas, pero hay que esforzarse mucho. En el panorama de los 90 nos acercaba esas ilustraciones entre malditas y bizarras, con relatos del lado oscuro y poemas que sólo publicaban ellos y, que estoy seguro, a su vecina le parecían extraños, incompresibles o muy atrevidos. Luego, con el tiempo, ha demostrado la validez de todo aquello, se ha ido dedicando a lo literario como una misión del espíritu. El papel en blanco le habla (a él parece que a gritos), con libros que dicen tanto de nosotros como de sí mismo (Marginales o Mi vida en la penumbra) y esas antologías donde reúne la enfermedad literaria del personal (Resaca. Hankover o 23 Pandoras) y que a él, parece, se le está haciendo crónica. Por suerte se está curando con más libros.

Julio César Álvarez, de Mientras el mundo cae: 50 nombres de la nueva escena cultural leonesa (Ediciones Magnéticas, 2010).

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Photo by Hugo Alonso.