Cuánta sinceridad y luz hay en todo lo que está armado con mimbre. Corre el aire, nada oculto ni acumulando mugre en esta Babilonia nuestra. Tan natural. Tan de la misma tierra el mimbre, los mimbres del hombre que la pisa con los pies, aun envuelta su cabeza a veces en las ensoñaciones del poeta que soñaba con un mundo donde la justicia no fuese solo poética.
Así es este libro de poemas, libro de poeta, de Vicente Muñoz Álvarez, de toda su vida. Una existencia indistinguible de su poesía, porque dentro del hombre de mimbre está el corazón latiendo, por momentos tan herido, a otros rezumando amor, el propio que tanto le ayuda a continuar en la travesía, la de la vida cuerda y la de la poesía. Latiendo indómito, con fuerza por el amor hacia sus seres queridos: parejas, familia, su perra, los amigos, contados compañeros de letras...
Vicente es un maldito (de la literatura patria), siendo un cacho de pan (con su corteza, por supuesto), un ciudadano ejemplar que curra y paga sus impuestos, porque no se ha plegado a las imposiciones ajenas, al amiguismo interesado. Y este libro, entre otra muchas cosas, es el manual del buen anarquista, de quien nada tiene que demostrar y ni se vende ni trata de comprar a nadie; sirva el bagaje de más de treinta años en el tajo de las letras, como verdad y marco donde contemplar al hombre, al de mimbre con un gran corazón latiendo dentro.
Tomás Soler Borja
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